20 de diciembre de 2011

¿No sabes quién son...? Coheed and Cambria


Hoy empieza una nueva era en Apettite for prostitution... ¡empieza la era del terror de Vinny Gonzo!  Todo ha salido a pedir de Milhouse. ¡MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAno, en serio, bienvenidos queridos lectores. Estamos en la que había pensado llamar la "Entrada 0 DA" (después de Alex), pero a la que finalmente me he decidido a denominar "Entrada 0 EQASDAVYN (entre que Alex se decide a volver y no). Es un poco largo, pero sabéis que en asuntos del corazón no hay que recortar.


Ostias que gilipollez más grande. Bueno, pues estuve pensando en cuál sería la mejor manera de inciar esta - espero que breve - etapa en éste nuestro blog. Quería hacer algo especial, algo que os dejase patidifusos. Por desgracia en estos días de chats de folleteo y violencia religiosa nuestra capacidad de sorpresa se ha visto reducida considerablemente. Así que en lugar de tratar de sorprenderos, hoy me complace presentaros a una de mis bandas favoritas. Ladies and gentlemen y humanoides en general, un caluroso aplauso virtual para Coheed and Cambria.




En el año 1995, Claudio Sánchez monta un grupete de rock con algunos colegas. Shabütie, que así se hacían llamar (sacaron el nombre de la película The naked prey) publicó en el transcurso hasta 2001 tres EPs (Plan to take over the world, The Penelope EP y Delirium trigger). Por aquel entonces la formación ya era la que, sólo un año después grabaría el que iba a ser su primer álbum The second stage turbine blade, con Sánchez en las voces y guitarras, Travis Stever acompañándolo a las seis cuerdas, Michael Todd al bajo y en las baquetas Josh Eppard.


Me detengo aquí un momento para comentar algo de suma importancia cuando hablamos de Coheed and Cambria: sus letras. Claudio Sánchez, amén de tener una estatura de más de dos metros y una voz de castrati cuanto menos curiosa, es poseedor de una imaginación desbordante. Tras la ruptura de una de sus primeras bandas, durante un viaje a París, el amigo Claudio comenzó a escribir una historieta de ciencia ficción a la que llamó The Bag.On.Line adventures of Coheed and Cambria y que sería el punto de partida, la semilla que germinaría en la serie de cómics The Amory wars y todo su universo, en el que se basan las letras del grupo.


Voy a tratar de ser breve a la hora de hacer un pequeño resumen, pues la historia completa daría para otra entrada... (oye, pues tampoco es mala idea). The Amory wars está ambientado en una galaxia llamada Heaven's fence, un sistema de planetas unidos por una suerte de rallo de energía (el keywork). Allí vien Coheed y Cambria Kilgannon, felizmente casados y con cuatro hijos. Pero nuestros protagonistas tienen un oscuro pasado, y es que formaron parte de un experimento tremendamente peligroso y por eso sus hijos deben morir, pues son portadores del virus Monstar, que puede ocasionar la destrucción de su mundo. Por suerte, el día que sus padres toman la fatídica decisión de matar a sus descendientes, Claudio, el hijo mayor, no se encuentra en casa (sí, el prota se llama con el autor, pero no es tan descabellado pues Coheed y Cambria están inspirados en los padres de Sánchez). Cuando Claudio descubre que todo ha sido un engaño del tirano que gobierna Heaven's fence para utilizar a sus padres como arma para vencer a sus enemigos, comienza una historia de venganza por parte del muchacho que acaba convirtíendose en una historia épica y con tintes mesiánicos, en una maldita epopeya espacial. Como digo no me extiendo más, algún día si me apetece haré una entrada dedicada a The Armory wars.
Dos son siempre mejor que una.


El caso es que The second stage turbine blade marcó la dirección en la que avanzar, mezclando post-hardcore y rock progresivo a partes iguales, aunque endulzando un poco el sonido comparado con la banda que más les había influenciado: At the Drive-In. Eran algo así como los sobrinos moñas de Bixler-Zavala y compañía. El disco los colocó como una de las referencias a tener en cuenta dentro del rock alternativo y en poco más de un año ya estaba a la venta su continuación, In keeping secrets of Silent Earth: 3 (sí, lo de los nombres raros les encanta), que llegó a ser disco de oro. Tras un DVD en directo en el Starland Ballroom de Nueva Jersey, publican en septiembre de 2005 el (coged aire, lo vais a necesitar) Good Apollo, I'm Burning Star, Volume one: From fear through the eyes of madness. Shit you little parrot. Pero la longitud del título no fue problema, así como tampoco lo fue su sonido principalmente progresivo dejando de lado el post-hardcore melódico, para que vendieran más de un millón de copias y alcanzaran la séptima posición en la lista Billboard. Hago un pequeño inciso sobre la historia porque ésto no tiene desperdicio: en éste álbum la cosa se vuelve mucho más tortuosa pues Sánchez se saca de la manga dos personajes a cada cuál más paranoico. El primero es El escritor (The writing writer) algo así como Dios, pues es el que escribe la historia de Claudio Kilgannon, que está preocupado porque no quiere que su personaje acabe sufriendo algo parecido a lo que le sucedió a él. Hasta aquí nada raro, es una manera algo rebuscada de metaliteratura, pero aceptable al fin y al cabo. Lo gordo llega cuando hace acto de presencia Ten speed, el mensajero de El escritor, que se aparece a los personajes como (ojo a la fumada) la bicicleta de diez velocidades que El escritor tiene en su garaje. Casi ná. Claudio, tío, la mejor droga es la vida.


Stever en pleno orgasmo musical.
El caso es que tras el pelotazo, Josh Eppard deja la banda alegando "problemas personales" (problemas personales con el bebercio, para ser exactos). Claudio Sánchez saca un álbum en solitario (muy en solitario, era él sólo) que ahonda en la historia detrás del Jesse, apodado Inferno, el hermano robot de Coheed (estas cosas ya no me voy a molestar ni en comentarlas, es hasta medio normal después del bici-profeta). Pero en 2007 vuelven a la carga gracias a la inestimable colaboración de Taylor Hawkins, que se hizo cargo de las baterías, y Good Apollo, I'm Burning Star, Volume two: No world for tomorrow entra directo al número 6 de Billboard.


Sánchez había completa la tetralogía que había planeado desde hacía años y ahora era el momento de recoger los frutos. Por eso la banda organizó cuatro noches en el Terminal 5 de Nueva York, para tocar sus cuatro álbumes integramente. ¿Resultado? Llenazo total en las cuatro citas y un DVD en directo: Neverender. De manera que se envalentonaron y decidieron repetir en Los Ángeles, Chicago y Londres.


Llegó 2010 y con él Year of the black rainbow, precuela de las aventuras - más bien desventuras - de Claudio Kilgannon, algo que Sánchez tenía pensado hacer casi desde el principio. Chris Pennie, que ya era el batería oficial de banda en directo, entró por primera vez al estudio con sus compañeros para parir su disco más maduro hasta la fecha, quizás porque han pasado casi quince años desde que empezaron, quizás por el trabajo de producción de dos bestias pardas como son Atticus Ross y Joe Barresi.




Y así es como llegamos al día de hoy. Tuve la suerte de verlos en directo hace un par de años, aunque me quedé un poco frío. Por el público, pues me pareció increíble que después de llenar cuatro noches seguidas en varias ciudades estuviéramos poco más de mil personas en su actuación y que no me costase apenas esfuerzo llegar a segunda fila. Eso sí, ellos estuvieron geniales y les dio que fuéramos ocho que ochenta, el concierto fue impecable. Actualmente el grupo se encuentra grabando el que será su sexto LP, con Eppard de vuelta tras dos años de sobriedad. Bien por él.


Os he metido la chapa con tanto dato, pero os estaréis preguntando ¿qué nos ofrece este cuarteto neoyorquino? Pues nos ofrece algo que hoy en día escasea: autenticidad. Tras tantos años ellos siguen en sus trece, con sus ritmos progresivos, sus guitarras oníricas, sus letras que hablan de un más allá de las estrellas que bien podrían hablar de más acá de las estrellas. Claudio Rodríguez puede tener una voz a priori algo cansina, demasiado aguda (sobretodo en sus primeros álbumes) pero sabe impregnar cada verso con la emoción que necesita y además es un excelente guitarrista. Travis Stever tampoco se queda atrás y complementa a la perfección el trabajo de su compañero. Josh Eppard sacaba lo mejor de su batería en cada corte y Chris Pennie siguió su estela, aunque algo más contundente. Y por último, mi debilidad. Michael Todd es y seguirá siendo, en mi opinión, uno de los mejores bajistas de la escena rockera tanto actual como histórica. Su técnica, en la que cada dedo de la mano izquierda es importante, constuye riffs cortos, enrevesados y potentes. Una pena que sea un yonki empedernido y el resto del grupo lo haya apartado (definitivamente al parecer) después de que lo detuvieran en una farmacia mientras amenazaba al dependiente con hacer explotar una bomba, que obviamente no tenía, si no le daba barbitúricos.



Pero, cómo siempre, no hace falta que me creáis. Os dejo con una pequeña selección (dos temas de cada álbum) para que seáis vosotros mismos los que juzguéis:





















Una vez más, fue un placer estar aquí. Nos leeremos pronto gentucilla.
Un abrazo muy fuerte a todos, y que os den morcilla (toma rimaca, si es que tengo un flow...)


PD: Puesto que ahora estoy sólo por aquí notaréis que las entradas, además de hablar de cosas que a la mayoría os interesaran un pijo, serán más espaciadas. Tened paciencia y sed buenos conmigo.

10 comentarios:

Sergio DS dijo...

Tienes razón, son unos músicos cojonudos pero el timbre de voz cansinea un poco.
Le daré algunas oportunidades más a ver si lo digiero.

PUPILO DILATADO dijo...

No se, tan sólo he escuchado dos de sus discos y me parecen exactamente iguales los dos (ya ni recuerdo su nombre). Mismas melodías, idénticas armonías vocales de su cantante explotando siempre los mismos registros, riffs parecidísimos.

Le intenté dar una oportunidad porque los tildaban de los Rush del siglo XXI....¡Y no!

Lo siento.

Unknown dijo...

Oye tío, no me trates como si hubiera muerto bloggeramente hablando, me estoy tomando un receso, y con mi novia todo perfecto, sólo que ahora no estoy motivado. Pero cuando venga, mi venganza será terrible. Sobre este grupo decir dos cosas. La primera: el cantante es el de los Murder Rocking Kids con cuarenta años. La segunda: y es que si mataran al cantante, este grupo me gustaría, no he oído voz más desagradable en mi vida.

No te flipes tanto con mi ausencia, que basta una actualización mía para ponerlo todo patas arriba, no obstante, te quiero.

Pek3 dijo...

El Claudio este es un drogadicto de cojones vamos, para inventarse toda esa mierda hay que fumar snifar y pincharse muchas cosas raras xD. El grupo ya lo conocía por ti y nunca me hizo mucho tilín pero no obstante me gusta. Si el cantante tuviera una voz mas soportable me gustaria mas porque la verdad que no me gusta ese timbre aceites que tiene.

De todos modos la entrada es muy buena, mucha información que era necesaria y muy bien explicado todo, fácil de leer que eso cuesta hacerlo tronco. A ver si te veo estas navidades por aquí cabronazo que tengo ganas de verte. Un besito en la cuca.

Tyla DeVille dijo...

¿Te deja frío que haya "poco más de mil personas" de público? Eso es, a dia de hoy, como llenar dos Wembleys a la vez! He visto a algunos de mis grupos favoritos en garitos de 30 personas!

Rock On.

Vinny Gonzo dijo...

Me refería más a que me dejo fría la reacción del público, de cómo en un festival dónde se supone que la gente tiene algo de idea de música pasaban de estos tíos... Claro que yo tampoco le hice mucho caso a Paul Weller. Supongo que irá en gustos.

Unknown dijo...

Anda que no hacerle caso a Paul Weller... manda huevos...

Larry Runner dijo...

Tan buenos como cansinos. No se porqué, pero cuando me pongo a escucharlos me encantan pero enseguida me canso de ellos.

Xavi Martínez (aka Da Muzz) dijo...

Lo siento pero no puedo con ellos, me parecen la versión adolescente y pajillera de Rush.
Un saludo

Anónimo dijo...

Buena reivindicación de esta gran banda. Efectivamente, el timbre de voz de Claudio es el listón más difícil de superar, en un principio, pero yo no tuvo problemas y estoy totalmente sumergido en el universo del grupo. Más en http://elcadillacnegro.com/2012/03/26/las-extraordinarias-aventuras-de-coheed-and-cambria/