27 de mayo de 2013

Sangre fresca: Fall Out Boy - Save rock and roll

Alégrabame yo, y mucho, cuando a principios de febrero Fall Out Boy anunciaban que retomaban actividad como banda. Los motivos oficiales los de siempre "nos echábamos de menos, bla, bla, bla...". Las verdaderas, o al menos las que yo sospecho, son que tanto Patrick Stump como Pete Wentz, principales compositores, no se han comido una mierda en solitario. El primero se dejó en casa 20 kilos y el sentido común al sacar un mojón cinco estrellas llamado Soul punk en el que escondía su, por otra parte, magnífica voz bajo miles de filtros de sonido; y el segundo nunca llegó a hacer despegar Black Cards, su proyecto de pop electrónico, de lo cual casi me alegro porque lo poco que salió a la luz rivalizaba cara a cara con el material de Stump. Por su parte, Andy Hurley y Joe Throman, batería y guitarra solista y hombres en la sombra de la banda, se marcaron un pepinazo como fue Iconoclast acompañados por Scott Ian, Rob Caggiano y otros bajo el nombre de The Damned Things.

Así estaban las cosas y tanto el nombre del ábum, Save rock and roll (y la portada, jodo que fotaca), como la aventura metalera de Throman y Hurley me hacían salivar como un animal con este regreso. Y es que todavía no he aprendido que no debería ilusionarme.


El arranque del álbum es inmejorable y quizás sea por eso por lo que los dos primeros temas, The phoenix y My songs know what you did in the dark (light 'em up) han sido los singles adelanto del trabajo. Machaconas y potentes, llama la atención el uso de samplers para enriquecer la melodía (en el caso del primero, si no lo hubieran utilizado otros artistas en algún tema sería hasta sorprendente) y la guitarra de Throman parece tomar un protagonismo que hasta ahora había estado velado.

Pero el espejismo se esfuma en cuanto empieza Alone together. Folie à deux, el anterior disco de los de Chicago, supuso el culmen en su camino para alejarse del pop punk convencional, dándo más protagonismo a la palabra "pop" en el sentido más amplio, experimentando en ocasiones con el rythm and blues o la electrónica. Esto no era ni mucho menos malo. De hecho los diferenciaba y mucho de la multitudinaria y clónica escena en la que estaban etiquetados y suponía un punto de calidad. En Save rock and roll esta evolución va un paso más allá, y un paso más allá estaba el abismo. Un abismo que convierte cualquier los temas más ligeros en poco menos que un pastiche de todo lo que pega en las radios comerciales. Y como todos sabemos lo que pega en las radios comerciales es generalmente tirando a pésimo. Además de la ya mencionada Alone together, podría citar Miss missing you, Young volcanoes, Where did the party go o Just one yesterday. Aunque estas dos últimas podrían salvarse de la hoguera si no nos ponemos muy exquisitos, creo que los abogados de Adele tendrían algo que decir sobre Just one yesterday. Hasta ese extremo hemos llegado.

El resto del álbum deja algunos temas interesantes, como por ejemplo The mighty fall. Ese sampler inquietante de niños cantando, ese ritmo vacilón y el riff más rockero que les recuerdo, ese rollo niggas with axes y, por qué no decirlo, la excelente colaboración de Big Sean terminando de redondear esta fiesta de hip hop encuerado la convierten en mi favorita.

Death valley es el otro corte que entra de primeras. De nuevo un riff potente y un ritmo muy marcado y cierto sabor a soul. No es nada del otro mundo comparado con algunos de sus temas antiguos, pero la necesidad de algo así hace que el aprecio se incremente.

Dos colaboraciones de "lujo" completan las diez canciones (diez canciones, es que vamos, no me jodas) de Save rock and roll. Y lo digo entre comillas porque la primera es la de nuestra querida Courtney "Cada Vez que Hablo Sube el Pan" Love. En honor a la verdad, debo decir que Rat a tat es bastante bueno, aunque la colaboración de Love sea más bien testimonial. Quizás lo mejor de todo es que Andy Hurley por fin demuestra la clase de batería que es, ya que durante el resto del plástico sus compañeros lo utilizan poco más que de metrónomo humano para marcar los tiempos como si fuera una caja de ritmos, desaprovechando el potencial que tiene esta bestia parda.

La segunda y, esta es de lujo ya sin comillas, es nada más y nada menos que Sir Elton John, en una balada  que tiene por nombre Save rock and roll que se vería mucho más lucida si la mitad de lo escuchado anteriormente no fuera tan sumamente previsible, por ese horrible sampler que suena de fondo y porque Stump parece no haber aprendido la lección y canta dos tonos (así a ojo) por encima de lo que debería para adaptarse a la profunda y sensual voz de Sir Elton. Aún con todo, conforme avanza el tema le vas cogiendo el gustillo. Guitarra intermitente y ritmo marcado para construir una suerte de himno a la música que nada a contracorriente. Qué oxímoron tan bonito.

Y se acabó. Demasiado abuso de samplers, demasiado efecto de electrónica en detrimento de la verdadera instrumentación (con la única salvedad de la guitarra de Throman, aunque tampoco es para tirar cohetes), demasiados efectos y piruetas vocales y, en conclusión, demasiado pop del malo. Borrón y cuenta nueva. Dos singles potentes para engordar los directos (porque las demás ya sé por experiencia que no las van a tocar ni de coña) y arreando. Sólo espero que el desastroso resultado, y ahora ya hablo como su seguidor, hayan sido las prisas por volver a la carretera y el siguiente, aunque será imposible que llegue a la altura de Folie à deux (Infinity on high es irrepetible), por lo menos no me deje con esta sensación.


No sé si el rock and roll necesita ser salvado, pero desde luego si su vida depende de Fall Out Boy, estamos un pelín jodidos.

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