15 de julio de 2013

Por amor a la música: Tom Jones - Reload

Llego tarde. Muy tarde. Lo sé. Espero que mis compañeros sepan disculparme pero necesitaba unas breves vacaciones para empezar a enforcar mi vida a partir de ahora y, puesto que este es la última entrega de Por amor a la música hasta septiembre, me he tomado la vuelta a la normalidad con mucha calma.

Era Josi (y digo era porque, jodo, con la tontería hace casi dos semanas) el encargado de poner el broche a esta ronda final sobre coristas y los hacía con la guapísima Sam Brown y su colaboración en el directo de Deep Purple con la Orquesta Sinfónica de Londres. Por extrañas circunstancias que tiene el universo y a pesar de que la señorita Brown comenzó su carrera musical a los doce años, puedo contar con los dedos de una mano los trabajos en los que ha participado y que me resultaran medianamente atractivos. Pero mirando en AllMusic (que lo he descubierto hace muy poco y ha sido cuasi orgásmico) encontré esta, a mi juicio, pequeña joya.



Yo me parto la camisa, como Camarón.
Tras un buen puñado de años en los que su dilatada carrera musical había caído en picado, Tom Jones, un hombre al que admiro desde lo más profundo de mi corazón, hizo lo que deberían hacer todos los artistas cuando sientan sus fuerzas flaquear: aprender de los más jóvenes. Empaparse de sangre joven y de ganas de vivir y, como en este caso, reconocer que los que vienen detrás de ti pueden ser incluso mejores, rendirte a sus pies y, por qué no, aprovecharte del tirón para coger impulso.

Eso es Reload: quince versiones con colaboraciones de lo más variopintas y dos temas nuevos en el más puro estilo pop revienta pistas de finales de los noventa. Hablaremos primero de estos últimos porque si todos los criados en la última década del siglo pasado (y me atrevería a decir que también de los ochenta) conocemos a Tom Jones es por Sex bomb. Bueno, por eso y por ser el ángel de la guarda e inspiración de Carlton Banks. En este caso el responsable de tal pelotazo fue el DJ alemán Mousse T, que diseño un tema potente y pegadizo que le viene a Jones como anillo al dedo y explota su lado más seductor. Looking at my window, la otra composición original de este Reload, es funk discotequero a medias con el James Taylor Quartet.


Como decía, el resto de temas son versiones de otros artistas. Y en esta lista es donde encontramos la variedad que convierte el disco en un gustazo tanto por las canciones elegidas como por los intérpretes que colaboran. Además Jones decidió que quería grabar estos temas en los estudios utilizados habitualmente por sus invitados para que las nuevas canciones poseyeran parte de su esencia. Y así hacía un poco de turismo, digo yo.

Arrancar con la irresistible voz de Nina Pearson y los Cardigans versionando a Talking Heads con Burning down the house ya es un buen presagio. Pero si sigue con el Mama told me not to come de Randy Newman de la mano de Stereophonics y el soul los inflama todo, ya sabes que lo que tienes entre los oídos es pura crema.


Bueno, no realmente. A continuación llega el único pero que le puedo poner a Reload. Será porque me sé Are you gonna go my way de cabo a rabo o porque Lenny Kravitz es demasiado peculiar, pero no me termina de convencer. O será simplemente que Robbie Williams, al que por otro lado respeto mucho, no da el nivel necesario y que a Jones no se le escucha del todo cómodo. Probablemente lo único interesante sean los coros de Sam Brown, y aún así... Por suerte la cosa mejora y mucho con la oscura y jamesbondiana interpretación que The Divine Comedy y Jones hacen del All mine de Portishead. Banda sonora de lujo para la femme fatale más fatale que os podáis imaginar.


Seguimos con sonidos ambientales con los indies Space (que curiosamente se hicieron conocidos entre otros éxitos por un tema llamado The ballad of Tom Jones, cosas de la vida) y una insuperable versión big band del Sunny afternoon de los Kinks. A dúo con el señor James Dean Bradfield (Manic Street Preachers), Jones se marca una versión del I'm left, you're right, she's gone de Elvis contundente y muy efectiva. Otra versionaca, sin lugar a dudas, es la genial You need love like I do de los Temptations que, con el funk en la garganta de Heather Small suena mejor que nunca. Moved el culo, bitches.


Como hace falta descansar un poquito tras tanto baile caliente, nada mejor que un tema de Van Morrison interpretado por el tigre de Gales y el mismísimo león de Belfast. Entre felinos de gran envergadura anda el juego y con Sometimes we cry (profético título), creedme que acabaréis echando alguna lagrimilla.


Otro pequeño bajón con Lust for life. La verdad es que el tema de Iggy Pop y Bowie nunca me ha parecido para tanto (se me hace un poco repetitivo) y la reinterpretación que hacen los Pretenders junto a Jones no lo mejora. Pasaremos de puntillas pues hasta uno de los puntos álgidos del disco, que no es otro que el Little green bag de la George Baker Selection y en el que participan esos infravalorados monstruos del rock noventero que son Barenaked Ladies y que a mí me ponen a mil.


Más soul, más funk con Simply Red y un Ain't that a lot of love muy en la línea de ese sonido tórrido y sensual que tiene ahora su segundo cartucho y que continúa con la versión de She drives me crazy de Fine Young Cannibals con Jones acompañado esta vez del gran Zucchero y es que una vez más, la versión supera al original (que a un servidor se le atraganta un poco). Nos vamos acercando al final y toca bajar la intensidad pero no la calidad. Natalie Imbruglia y una cuidadísima producción (joder como me ponen los scratches del principio) se encargan de redondear el Never tear us apart de INXS y de dar paso al villancico de Frank Loesser Baby it's cold outside que nos transporta a las calles de un Broadway nevado acompañados por la inesperada y personal voz de Cerys Matthews (Catatonia).


Para terminar y cómo no podía ser de otra manera, son otros paisanos suyos, los geniales Portishead (en su versión más tin pan alley) los encargados de flanquear a Jones y su pasional manera de interpretar Motherless child, uno de esos himnos tradicionales para los que es necesario olvidar el color de piel con el que naciste y dejar que el soul más negro te salga desde el estómago.


Por amor a la música volverá en septiembre pero yo seguiré por aquí, espero que un poco más a menudo que estas últimas semanas. Nos leemos señores.

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