30 de enero de 2013

Sangre fresca: Riverside - Shrine of new generation slaves

Conocí a Riverside hace ya unos cuantos años, durante el primer festival gordo al que acudí. La razón por la que estábamos allí era básicamente Dream Theater, y los polacos los telonearon durante toda la gira europea. Aunque aún tenía el paladar algo crudo para el metal progresivo y eran las cuatro de la tarde, consiguieron caerme en gracia. Por eso me bebí de un trago Second life syndrome y poco tiempo después Rapid eye movement volvía a engancharme. Después les perdí la pista. Qué le vamos a hacer.

Por eso cuando hace un par de meses me enteré que sacaban nuevo disco me embargó una cierta emoción. Es como volver a encontrarte con un compañero de clase que hace años que no has visto: no era tu mejor amigo, no eráis muy íntimos, pero te lo pasabas de puta madre con él y te alegras de que le vaya bien. Y, como en esos casos, a veces las cosas han cambiado.

No para mal, desde luego. Es simplemente que la primera impresión es distinta. Me sucedió cuando escuché el primer adelanto Celebrity touch. Ritmo denso pisoteando, una mezcla entre Pink Floyd y los Deep Purple de Hughes, con un hammond omnipresente que me descolocó de sobremanera. "¡Dio de mi vida" recuerdo que pensé "¿pero qué habéis hecho?". Me hicieron falta un par de escuchas más para que el tema dejase de parecerme un descarado intento de acercarse a este floreciente público rockero que añora los viejos sonidos.

Nunca he sido amigo de juzgar un disco por su single de presentación, así que me puse a ello para ver si lo que me temía sobre Shrine of new generation slaves era cierto. Pero no, mira. Como ese antiguo colega que ha cambiado, en el fondo Riverside siguen siendo los mismos. Es cierto que los riffs duros y casi desérticos hacen esporádicas apariciones más allá del corte antes mencionado, sobre todo en New generation slave, que abre el plástico, pero el resto es una sucesión de bellos pasajes con sonido etéreo a la par que potente, con una distorsión que traspasa las reglas establecidas y se apodera incluso de la voz de Mariusz Duda (The depth of self-delusion), y otros de puro rock progresivo que se retuercen sobre sí mismos en cambios impredecibles y, no todo iba a ser bueno, algo repetitivos (Escalator shrine).

Pero es una vez más en los temas lentos dónde los de Varsovia echan el resto: tanto Feel like falling, con ese hipnótico y sensual saxofón final, como la genial We got used to us, tan tenue, tan triste, tan jodidamente bonita, destacan sin necesidad de artificios de ninguna clase en un álbum que adolece la no existencia de un tema más contundente, pero que aprueba con sobresaliente en la otra vertiente de la banda, la más pausada y melódica, la que te acaricia como un recuerdo doloroso pero imposible de olvidar.

25 de enero de 2013

Le temàzo III: Jamiroquai - Canned heat

Lo confieso. Uno de mis guilty pleasures más chocantes es la música disco. Nada muy profundo, pero es que cada vez que escucho algo de los Bee Gees, de Donna Summer, de KC & The Shunshine Band o incluso el I was made for lovin' you de los Kiss (probablemente el primer ejemplo de arrastre de la moda dentro del mundo del rock) me vuelvo loco. Hoy vengo con un temazo algo más actual y es que aunque el disco murió entre estertores con la llegada de los ochenta, muchos han sido los que antes o después han caído rendidos a sus pies y se han marcado un corte con brillos de bola de espejo.

El inglés Jay Kay, amén de contar con una colección de sombreros y tocados que ni los asitentes a las carreras de Ascot, puede presumir de haber revitalizado el género, escondiendo pequeñas joyas de pantalones de campana entre el funk y el acid jazz que practica con Jamiroquai. Así que allá vamos con Canned heat, sacado de Sykronized.

You know this boogie is for real...

17 de enero de 2013

El pueblo ha hablado: Mejor disco de 2012

Thank you very much, spanish hamijos!
Pues eso, que vuestros votos han llevado a los chicos de Foxy Shazam a ganar el prestigioso premio que otorgo desde este humilde blog al mejor disco de 2012. Y no quiero ponerme medallitas, pero cuando analicé The church of Rock & Roll en febrero del año pasado, ya vaticiné que estábamos ante un auténtico pepinazo que iba a tener muy difícil ser destronado. Claro que luego apareció el The tempest de Bob Dylan y tampoco era cuestión de dejarlo de lado. His bobness ocupa nuestra segunda posición con sólo un voto menos que los estrafalarios chicos de Cincinatti. Y cerrando el podio, como no podía ser de otra manera, otro peso pesado, el enorme Bruce Springsteen con un Wrecking ball que ha conseguido algo que durante muchos años intenté: que me mole algo del boss. Menciones especiales también para The Gaslight Anthem, Jack White y Graveyard, que se quedan a las puertas de la gloria en un triple empate. De todas formas... ¿alguien se atrevería a decir que alguno de los discos de la lista no se merecería un pequeño premio? Yo desde luego, no. Básicamente porque me encargué de redactarla. Mandaría huevos que pensara lo contrario.

Una vez más, gracias a todos por participar. Os dejo con los resultados completos y un corte extraído de nuestro ganador:


15 de enero de 2013

Le temàzo II: Abre fuego

El otro día hablaban en el blog HardRockMusic80's sobre los madrileños Sangre Azul, una de las bandas de rock en castellano más importantes de la historia de la música (y sin duda de la de nuestro país).
Fue leer el nombre de la banda y venirme a la boca el enorme estribillo de Abre fuego (desde El silencio de la noche), un tema que se convirtió hace ya varios años, durante mi transformación de niño a rockero de pro, en uno de los muchos y variopintos himnos que se descargaban del eMule y que me han acompañado hasta hoy.

Y es que uno no puede más que sentirse orgulloso de que en plena efervescencia hard rockera de los ochenta, nuestros paisanos pusieran su granito de arena.

13 de enero de 2013

En dos minutos: Punk goes...

Tengo una debilidad algo insana por todo lo que sean versiones. Y más cuando las versiones van más allá de la mera interpretación y se convierten en una canción distinta o, al menos, diferenciable. En esto llevan años siendo especialistas desde el sello Fearless Records (responsables, entre otros, de álbumes de grupos como At the Drive-In, Sugarcult o The Aquabats). Mucho ha llovido desde el año 2000, en el que lanzaron el primero de sus recopilatorios de versiones Punk goes metal, en el que una caterva de grupos principalmente de pop-punk sacaban a relucir sus gustos más oscuros versionando a gente como Megadeth, Slayer o Judas Priest. Ahora, Fearless se ha especializado en ese género tan artificial como sobreexplotado que es el metalcore y muchas de las bandas que un día los hicieron grandes y que más tarde o más temprano abandonaron el barco se negarían a tocar con algunos de sus nuevos compañeros. Así que ahora mismo desde luego, excepto punk (creo que uno de los pocos supervivientes son Silverstein) suena de todo. Pero tampoco era cuestión de cambiar de nombre sólo por eso.

Desde aquel primer lanzamiento han sido publicados otros doce de temáticas muy diversas: dos dedicados a décadas en concreto (los ochenta y los noventa), uno de versiones de hip-hop y r'n'b americano (Punk goes crunk), uno de rock clásico, dos acústicos (aquí las versiones son de las propias bandas) y cinco recopilatorios de pop, que he de reconocer son mis favoritos. La calidad de estos recopilatorios, como podéis imaginar, es muy heterogénea, puesto que la calidad de las propias bandas participantes es de lo más variopinta.

9 de enero de 2013

Sangre fresca: Skunk D.F. - Perseidas


Quiero que conste en acta que el hecho de que últimamente todas las novedades discográficas vengan en la lengua de Quevedo es pura casualidad. Hace un varias semanas que no aparece nada fuera de nuestras fronteras que me llame la atención.

Hoy aparecen por aquí los madrileños Skunk D.F., a día de hoy, una de las pocas bandas de rock patrio que me llevo a los oídos. Lo cierto que es que tenía ya muchas ganas de escuchar algo nuevo después de aquel El crisol de 2009 que me dejó bastante frío. Era el típico álbum en el que la mitad de las canciones sonaban a puro relleno, intercalando algunos temas mucho más suculentos. Perseidas sigue con esa peligrosa tónica a pesar de constar únicamente de nueve cortes. Y sintiéndolo en el alma, han jugado con fuego y se han quemado. No mucho, sólo quemaduras leves, pero se han quemado.

El doble salto mortal cuasi acústico y emotivo que abre, La vida es ahora no les sale del todo mal. El fin de la diplomacia era carne de single y probablemente el tema más sólido de todo el trabajo, un lamento por la situación actual mundial con un sonido potente. A partir de aquí, hay de todo. Hay veces que las canciones tienen una magnífica base instrumental y una letra algo mediocre. Otras es la letra la que insufla energía a pesar de que la música pase desapercibida. Desgraciadamente predominan las primeras, con un Germán González que brilla mucho en las letras combativas pero que se pierde en su propia nostalgia descafeinada cuando se pone existencialista. Por ejemplo, el tema homónimo, Perseidas desaprovecha un implacable ritmo de batería de David Ramos con poesía vacua y Estrella de la muerte destroza con alusiones demasiado claras un tema agrio y desconsolado sobre los años del franquismo.

El breve y experimental Las chicas de la red supone un buen respiro pero son Miedo y Si pudieras verme ahora, los temas más estándar, los que le dan solidez al disco, con momentos destacables pero en líneas generales muy, muy previsibles.

Quizás con un par de temas más, con un par de trallazos de que estaban llenos Esencia y El año del dragón (porque nadie espera ya que regresen al estilo de Neo) habrían cerrado un círculo algo más atractivo. Quizás, o quizás no.

7 de enero de 2013

Le temàzo I: Sadly sings destiny

Nueva sección que creo no necesita mucha presentación. Podría haberla titulado "canciones que no me cansaré de escuchar en la puta vida" pero quedaba demasiado largo.

Comenzaré con una de mis favoritas de los germanos Blind Guardian, un tema llamado Sadly sings destiny, pertenciente a su álbum A night at the opera (trabajo más que infravalorado). Con un sonido algo alejado de su power metal habitual acercándose algo más al progresivo y al lado más rockero del heavy se nos narra ni más ni menos la pasión de Jesús el Nazareno y sus dudas y miedos mientras se acerca su hora final. Épica y demoledora.

3 de enero de 2013

Heptágono (DICIEMBRE 2012)


Echamos una última vez la vista atrás al año que terminó, esta vez para seleccionar los siete vértices que formarán este segundo heptágono. 


- Comenzamos con un extenso y morboso artículo de Manuel de Lorenzo para Jot Down sobre copias descaradas en la industria musical del que alguno sale peor parado que otros.

- De inocentadas iba la cosa el pasado 28 y con el paso de los años he aprendido a mirar con lupa cualquier noticia que aparezca ese día porque ya me comí unas cuantas hace tiempo. El problema es que la mayoría de la gente se lo curra cada vez menos y no se preocupan por ser más imaginativos que el resto. Por eso me alegré mucho al ver que Nortwinds publicaba esto sobre la reunión de Coverdale y Blackmore

- Hay veces que me gustaría hablar de algunos discos pero llego a la conclusión de que no se merecen que los destroce con mi torpe pero bienintencionada prosa. Por eso aquí os dejo una reseña mucho más atractiva y concienzuda que la que realizaría un servidor sobre el OK Computer de Radiohead, desde las teclas de Txarls.

- Ahora nos ponemos un poco psicalípticos para dar paso al interesante y, por qué no decirlo, explícito documental sobre los inicios del celuloide tres equis que Ángel nos dejó en ZeppelinRockSabbath.

- No podía faltar tampoco por aquí nuestro amado King Piltrafilla, en esta ocasión con una nueva entrega de sus entradas motorizadas con un modelo que personalmente me vuelve loco: el Citröen DS, que se movía por el asfalto como un auténtico escualo

- También en Jot Down (como veís, soy bastante asiduo a dicha publicación), un homenaje a Jack Lemmon, para el que suscribe, uno de los actores más grandes de la historia del cine, con una filmografía destacada.

- Terminamos con el que para muchos ha sido el FPS del año (por encima de sagas más populares como Call of Duty o Battlefield) y no es otro que Borderlands 2. Y como todo queda en familia, os dejo el análisis que realizó mi shurmano Queen Chopped del mismo.