10 de abril de 2014

Por amor a la música: Buzzcocks - All set

Comenzamos nueva ronda de Por amor a la música. Decía Forrest que se le estaban acabando las ideas... ¡No jodas tío, pregúntame a mí si necesitas! ¡Esto es como una droga, necesito mi dosis semanal! Por suerte aún le quedaba alguna y esta manga la cosa va de discográficas "mundanas". Nada de grandes sellos respaldados por multinacionales con intereses diversos. Hablamos de discográficas que se han hecho grandes a base de música, que parece que muchas veces se les olvida, y que han conseguido cierto renombre sin necesidad de astronómicas cifras. Además, y para complicar un poco la cosa, el anfitrión de cada semana debe elegir una banda de dicha discográfica que quedará vetada tanto para él como para el resto de participantes.

Arrancamos con el sello I.R.S., fundado por el señor Miles Copeland, hermanísimo del baquetas de The Police, y por la que pasó en su momento la flor y nada de la new wave y el post-punk así como numerosas bandas de reggae y ska, alguna rara avis como los thrashers Nuclear Assault y más recientemente, por ejemplo, Foxy Shazam publicaba esa bomba atómica con forma de disco llamada The church of Rock and Roll con el "ministerio de hacienda". La elección de Forrest ha sido el Bloodletting de Concrete Blonde y ha marcado en rojo a REM como banda prohibida.

La verdad es que casi todos los grupos que han estado en I.R.S. me llaman la atención, y eso que la new wave y un servidor no se llevan muy bien. Quizás por eso mi elección ha sido un poco menos moderna y, como decían la semana pasada Pupi y Nortwinds, aprovecho para saldar viejas deudas. Y con los Buzzcocks la tenía.

A ver, tampoco es que fuera una deuda brutal. No conozco su discografía al dedillo ni nada por el estilo. Pero les tengo cariño y, joder, para un grupo anterior a los noventa que tengo queme gusta... Leía hace poco en un libro que la clave del éxito de los Buzzcocks fueron las letras de Pete Shelley. Shelley escribió sobre la rabia sucia del punk historias cotidianas, de desamor y sexo adolescente, desde una perspectiva mucho más cercana a un oyente al que tanto "no future" y tanto "fuck you" le sonaban peligrosos y, en cierta manera, artificiales.

¿Estamos ante el primer caso de lo que los entendidos (esa masa informe con opiniones dispersas que siempre se cita como argumento de autoridad) de un grupo "vendido"? ¿Aprovechó Pete Shelley el tirón del punk y lo envolvió en papel celofán para que el gran público lo devorara? Pues eso ya lo que cada uno quiera pensar. Personalmente no lo creo. Al fin y al cabo el dolor interno será siempre (o casi siempre, no vaya a ser que alguien se lo tome como un desafío) mucho más intenso que el que viene de fuera, y no hay nada más punk que quejarse de todo aquello que se escapa de tu control.

Puede que fuera esa imagen tan distinta al nihilismo extremo y hedonista del punk clásico (no hablemos ya de los quiero y no puedo), al que debo reconocer que con el paso de los años he dejado de pillarle el gusto, y más cerca de una panda de hooligans con buen corazón que tienen los Buzzcocks lo que me hiciera acercarme a ellos. O puede simplemente que desde que escuché por primera vez Ever fallen in love with someone (you shouldn't've) caí rendido a su furia desecantada. Sea por lo que sea, yo hoy voy a hablar de All set.

Alguien intentó una vez ser más británico que Steve Diggle. Y murió. Dolorosamente.
En plena efervescencia del pop punk (género que, vamos a ser sinceros, bebe mucho de la influencia de grupos como los Buzzcocks) cuando Pete Shelley y Steve Diggle decidían volver a la carga con material nuevo después de catorce años. Los proyectos paralelos y la exitosa y precoz carrera en solitario de Shelley, así como el ritmo frenético de la banda en sus últimos años, provocaron un parón en el que nadie tenía la culpa pero que tampoco nadie proponía solucionar. Pero como ya he dicho en 1989 los Buzzcocks se vuelven a juntar y en 1993 sale Trade test transmissions, con Philip Barker a la batería y Tony Barber como relevo al bajo de un Steve Garvey que habia estado presente desde la reunión.

All set sería su segundo trabajo en los 90, y lo publicarían bajo I.R.S.. Era imposible que la última década del siglo XX, con su grunge y su incipiente electrónica, no afectase al sonido de los Buzzcocks y por eso Trade test transmissions estaba más enfocado a esa new wave que aún aguantaba a viento y marea, reinventándose cada día. Pero All set es otra cosa. Aquí el cambio fundamental es que Shelley y los suyos ya rondaban en media la cuarentena: los ritmos son más pausados y las melodías algo (aunque tampoco es para tirar cohetes) más elaboradas.

A pesar de todo sigue siendo un disco de los Buzzcocks. El arranque de Totally from the heart te hace pensar que, a pesar de los años, siguen siendo los mismos, pero el espejismo se disipa pronto. Tras este primer corte, acelerado y con mucho gancho, se suceden los temas más tranquilos donde las guitarras sobresalen por encima de bases rítmicas relativamente sencillas y donde Shelley y Diggle demuestran de nuevo que tienen una de las armonías vocales más sólidas del rock. Un trabajo compacto, sin apenas sobresaltos (quizás el único con la experimental Pariah) donde se aprecia un gusto por acercarse al lado más rockero del punk (Point of no return, Without you), al pop (What am I supposed to do, Kiss and tell) e incluso al hard rock (increíble cierre con el crescendo de Back with you en la estela de las baladas mas potentes).

No es A different kind of tension, pero son los Buzzcocks y persisten con su personal guerra contra los corazones rotos. Y nos gusta.

6 comentarios:

PUPILO DILATADO dijo...

Comentemos, que para eso somos malditos, ja,ja,ja...

Nunca me he puesto con ellos más allá de esos videos MTV que ponían en "Headbanger's Ball" por lo tanto creo que tengo otra deuda pendiente. Sorprende ese acercamiento al hard rock y a ritmos más relajadillos....

Pero creo que me apunto "A differente king of tension" para empezar como se debe con esta banda.

Buena elección...¡y el último lanzamiento de I.R.S. antes de fenecer!

bernardo de andres dijo...

Tras The CLash mi gran grupo de la hornada punk. Genailes, agresivos, divertidos y además arriesgados, Además unos singles de infarto. Esta segunda época de los Buzzcocks se encuentra dominada por Diggle mucho más popera como sus grandisimos discos en solitario pero acojonante . Si es que me encantan Buzzcocks. Desde hace mese s llevo con un post de Diggle pero nunca lo termino por que me gustan demasiado

Unknown dijo...

The Buzzcocks kicks yours bollocks!!!Punk sin mucha pose ...Punk in your face..autentico! Gran post amigo Vinny!
A+

Carlos Tizón dijo...

Otros clásicos que poseen discos, aun por descubrir para muchos. Quien define el punk, yo amo a Stranglers, y su sonido no se asemeja al resto. Buzzcoks son puro punk

Unknown dijo...

Buzzcocks, tío; no sé mucho de ellos, pero si queréis buscar buenos discos de Punk, indaga en The Dadmned, tienen hasta discos de rock gótico. Y por cierto, te tengo que pasar un disco de Jello Biafra con los Melvins que te va a encantar.

Un abrazo, Carlos. PD: en mi blog, mi amiga ha escrito algo de Terry Pratchett y me he acordado de ti. Pásate, si quieres.

Josi dijo...

Buzzcoks, joe, hacia tiempo que nos los escuchaba su nombre. Reconozco que son una asignatura pendiente para mi, me lo pones a "güevo", buen post, no habrá que dejar que Forrest se nos seque, no?. Un saludo Vinny.