Mi señora novia es bastante cinéfila (amén de una lectora voraz) y desde hace un tiempo me propuse ponerme al día en cuanto a películas clásicas se refiere.
Así que ayer nos pusimos Casablanca. Seré sincero cuando digo que nunca me ha llamado mucho. Tengo la mala costumbre de dudar cuando la gente (así, en general) encumbra una obra. Y mucho más cuando es cinematográfica. Pero como lo tengo muy claro, pues suelo ceder.
Basado en una obra teatral que nunca se llegó a estrenar escrita por Murray Burnett y Joan Alison. A pesar de las reticencias del analista de guiones de la compañía, la película se concibió como un estreno de primera división, con un plantel conocido y una inversión considerable, pero nunca pensaron que pudiera pegar el pelotazo que pegó. Ejemplo de la poca esperanza que tenían en ella es que se grabó en poco más de dos meses y casi todo (excepto un par de escenas) en los estudios de la Warner, llegando a reutilizar decorados de otras producciones.
El caso es que, oye, me ha gustado. Y bastante. Bueno, me ha gustado principalmente el personaje de Humphrey Bogart, el cínico Rick Blaine. Me gustan los capullos. Esos que siempre tienen una respuesta cortante colgando de la lengua y que llevan esa actitud de "me importa un pijo lo que pase en el mundo" sobre los hombros. Y obviamente, si me gusta Rick, no puedo sino dejar de adorar al capitán Louis Renault, interpretado por Claude Rains. El jefe de policía corrupto, ocurrente, ambiguo y deliciosamente sincero. Ambos actores clavan las interpretaciones, Bogart en su papel de antiguo romántico refugiado bajo una fachada de frialdad y Rains en la de ese hombre que necesita salvar el pellejo y disfraza su odio hacia los alemanes con una máscara socarrona. Increíbles, insisto.
Por el contrario, la guapérrima Ilsa (Ingrid Bergman, es que es guapérrima la jodida) me parece lo más cursi que me he echado a la cara en años. Frases como "no sé si ha sido un cañonazo o un latido de mi corazón" o la decisión de insultar a Rick, al impermeable Rick, con la expresión "pobre de espíritu" rozan lo absurdo. A pesar de ello, Bergman consigue darle cierta credibilidad a la pobre Ilsa y el personaje no está tan encorsetado en la mujer desvalida como otros de la misma época (excepto las memorables femme fatale y alguna que otra excepción). Por su parte Paul Henreid, dando vida al héroe de la resistencia contra los nazis Victor Laszlo, cumple con las espectativas. Teniendo en cuenta que se lo metieron como "protagonista" porque era un poquito diva y que se debía de llevar como el culo con Bergman y Bogart (lo que se nota especialmente en la falta de química con la primera) pues le damos un aprobado.
Otra de las cosas que yo remarcaría son los secundarios, empezando por Karl el camarero y el tunante que se dedica a hurtar billeteras, que suponen un acertado alivio cómico. Y por supuesto, no puedo dejar pasar a Dooley Wilson, el inmortal Sam, haciendo como que toca el piano (Wilson era batería y en alguna que otra escena se nota demasiado que mueve las manos sin tener ni puta idea de lo que hace). Sam es un personaje que me gusta mucho. El pobre está atrapado entre los dos protagonistas y a pesar de conocer su historia de sobra, trata de mantenerse neutral, ayudando a uno y a otro a que se hagan el menor daño posible. Acojonante cuando están entrando los nazis en París y a él le preocupa lo que le puedan hacer a Rick. Tío, que eres negro. Grande Sam, siempre.
El guión, por supuesto, se lleva la palma. Ambientar la historia en un lugar y un momento tan concreto como es la ciudad de Casablanca en plena ocupación alemana de Francia es un verdadero acierto. Y más cuando el telón de fondo es el mercado negro de pasaportes para huir, creando un juego de todos contra todos donde nadie conoce a nadie de puertas para afuera pero todos mantienen el negocio. De esta manera se crean unos claroscuros en los personajes que son la salsa de la película (y de casi todo el cine negro, claro). Una vez más, destacar los geniales y ágiles diálogos de Renault siempre intercalados con alguna tosca contestación de Rick. Quizás lo que menos me ha gustado en este sentido es la súbita "transformación" de Rick, que bueno, te estás oliendo desde el principio que no es tan gris como te puede parecer, pero creo que es un error que se lo deje tan claro a Ilsa con el devenir de los acontecimientos y que hubiera sido mejor que se marchara totalmente engañada. Como véis no quiero hablar mucho del argumento, aunque probablemente sea el último en haberla visto.
Pues nada, ya sabéis, si no lo habéis hecho ya, no perdáis más tiempo. Eso sí, recomendaría la versión original porque las traducciones (sobretodo al castellano) contienen varios errores algo aparatosos (Rick, hamijo, si en Casablanca son las 19:45, en Nueva York no es hora de dormir, son las dos de la tarde) e incluso se pierde alguna frase interesante.
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- Tócala una vez Sam, en recuerdo de los viejos tiempos. - Con mucho gusto Vinny. |