Es mi turno esta semana de proponer clave en el juego Por amor a la música. Esta ronda (y este post en particular) es especial para un servidor pues es el primero que realizo con mi título de ingeniero informático bajo el brazo (figuradamente hablando, que físicamente aún no lo tengo y aunque así lo fuera no me lo pondría debajo del sobaco). La elección ha sido Sherlie Matthews y las razones no son ninguna en particular. Simplemente he buscado una corista cuyo trabajo sea lo suficientemente extenso para que nadie tenga que romperse excesivamente la cabeza.
Esta californiana pasó primero como compositora y letrista para Mirwood y añadió posteriormente las labores de producción en su paso por Motown (The Jackson Five, Marta & The Vandellas, The Supremes, casi nada), donde además comenzaron sus trabajos importantes como vocalista acompañando en el escenario con, por ejemplo, Diana Ross o Lionel Richie.

¿Qué seleccionar, pues, de tan ingente obra? Bueno, pues para no perder la costumbre, os traigo esta semana otra banda sonora. En este caso, la de la película responsable de pegar el último empujoncito necesario para que la música disco se convirtiera en un fenómeno de masas y de que todos le pongamos cara a John Travolta: Saturday Night Fever. Aviso desde ya que no he visto la película (salvo alguna escena especialmente conocida) y que, aunque pretendo solucionar esto en los próximos días, simplemente debéis saber si os encontráis en mi misma situación, que el protagonista es Tony Manero, un joven problemático que escapa de sus problemas y su tediosa rutina cuando entra en la pista de baile.
Como no podía ser de otra manera, lo más importante de esta cinta es, amén de los movimientos de baile de los personajes que como ya digo no tengo muy presentes, la música. La música disco. La maldita música disco. Tengo un problema yo con esto. Mi cadera se vuelve loca. Joder, me encanta la música disco. Es el colmo de la parafernalia, es la única música con la que puedes hacer cualquier tipo de aspaviento a cada cuál más antinatural sin quedar en ridículo. Sexo, drogas, decadencia... Todo ello cubierto con una capa brillante y reluciente de opulencia de mercadillo. Glamour sudoroso. La puta raza humana en estado puro.
Algunos de los nombres más importantes del movimiento se dieron cita en esta banda sonora: Kool & The Gang y la arábica Open Sesame, KC and the Sunshine Band con el vacilón Boogie shoes, o el ya inmortal y archiconocido Disco inferno de The Trammps. Burn baby! Burn!
Pero si, además de por supuesto Tony Manero, existen protagonistas absolutos en Saturday Night Fever, esos son los Bee Gees. Los hermanos Gibb vieron como su popularidad subía como la espuma gracias a los temas compuestos para la película gracias a, entre otras, la mítica Stayin' alive. Y aquí es dónde entra en acción Sherlie Matthews. Y es que entre su incontable arsenal de canciones icónicas, se encuentra ésta. Voy a ser sincero y personalmente no consigo distinguirla en la canción, aunque es probable que el falsete de Barry Gibb consiga eclipsar todo lo demás. En principio no se habla de que Matthews participara en ninguna canción más de la banda sonora, pero no descarto que habiendo trabajado con los Bee Gees en Stayin' alive no lo hiciera en las cinco canciones que los británicos aportaron.
No podía resistirme a ponerla. Como decía, hay otras cinco canciones en este disco autoría de los hermanos Gibb. Jive talkin' y How deep is your love suponen un breve respiro, pues en este caso no es Barry sino Robin Gibb el encargado de la voz principal, mucho menos estridente y más agradable, y personalmente How deep is your love me parece un temazo para bailar agarrado de los que ya no se hacen. Night fever sigue la estela de Stayin' alive y la frenética You should be dancing posee tu estructura ósea con fuerza endiablada para que no dejes de bailar.
No podía resistirme a ponerla. Como decía, hay otras cinco canciones en este disco autoría de los hermanos Gibb. Jive talkin' y How deep is your love suponen un breve respiro, pues en este caso no es Barry sino Robin Gibb el encargado de la voz principal, mucho menos estridente y más agradable, y personalmente How deep is your love me parece un temazo para bailar agarrado de los que ya no se hacen. Night fever sigue la estela de Stayin' alive y la frenética You should be dancing posee tu estructura ósea con fuerza endiablada para que no dejes de bailar.
He dejado para el final More than a woman porque, si bien es cierto que la original tiene su cosa, aparece en la banda sonora otra versión interpretada por Tavares que se agradece de sobre manera, porque todos adoramos la voz aflautada de Barry Gibb, pero después de la tercera canción se hace muy cargante. Cierra las composiciones vocales If I can't have you, una pseudo balada de Yvonne Elliman bastante entretenida por momentos, pero que acaba haciéndose repetitiva.
Pero no sólo de los Bee Gees vive Saturday Night Fever y a los artistas antes mencionados hay que añadir una serie de temas instrumentales que sirven como ambientación perfecta y que consiguen casi que visualices lo que pasa en la película (incluso aún cuando, como en mi caso, no la has visto). Es el caso de la magnífica Manhattan skyline, de David Shire. La luz dorada se proyecta sobre los imponentes rascacielos de Nueva York mientras la ciudad despierta para un nuevo día de rutina. Policías, ladrones, prostitutas, niños en bicicleta... Arte, sin lugar a dudas. Shire firma también Salsation, un tema que se aleja un poco del disco para meterse de lleno en los farragosos terrenos de la música latina, pero que acaba dejando una maravilla digna del mismísimo Tito Puente.
Quedan cuatro temas más, también instrumentales. Os hablaré ahora de dos y los dos últimos cerrarán la entrada. Ya veréis por qué. Calypso breakdown de Ralph McDonald y K-jee de MFSB son una explosión de jazz latino aderezado con toques funky que os volverá locos. Palabrita de Vinny.
Lo prometido es deuda y termino ya con los dos temas de esta banda sonora que más me gustan. Y ambos no son otra cosa que reinterpretaciones de música clásica. A fifth of Beethoven, de Walter Murphy, será probablemente la más conocida. Pero si tengo que elegir una de las dos, yo me quedo sin lugar a dudas con la brutal Night on the Disco Mountain, también obra de David Shire. La tétrica pieza maestra de Mussorgsky al ritmo del disco más puro, sin cortar. El diablo no viste de Prada, joder, el diablo viste chaqueta blanca con solapas, pantalones de campana y lleva colgando del cuello una cadena de oro hecha con las almas de los condenados. El diablo quiere vernos bailar.
Lo prometido es deuda y termino ya con los dos temas de esta banda sonora que más me gustan. Y ambos no son otra cosa que reinterpretaciones de música clásica. A fifth of Beethoven, de Walter Murphy, será probablemente la más conocida. Pero si tengo que elegir una de las dos, yo me quedo sin lugar a dudas con la brutal Night on the Disco Mountain, también obra de David Shire. La tétrica pieza maestra de Mussorgsky al ritmo del disco más puro, sin cortar. El diablo no viste de Prada, joder, el diablo viste chaqueta blanca con solapas, pantalones de campana y lleva colgando del cuello una cadena de oro hecha con las almas de los condenados. El diablo quiere vernos bailar.
¿Alguien sabe dónde venden bolas de espejo baratas?
Somos los Bee Gees, y hemos venido del pasado para traeros lejía. |
Comentarios
Si yo me descolgué con la banda sonora de "Dirty Dancing" con Merry Clayton para dar el cantazo, ja,ja,ja tú llevas ya dos post cojonudos y a descubrir con el de Táta y este de Sherlie.
Se nota que te has empapado bien de sudor discotequero y falsetes hasta el infinito porque te has currado un 'post' buenísimo. ¡Enhorabuena 'licenciado'!!!
Ando pez con la corista, así que se agradece la facilidad, voy a ponerme ahora al tema, no sé si me dará tiempo para hoy, al menos seguro que mañana está hecho. Saludos Vinny.
Disculpa por no haber participado, me fui una semana con el Azkena de por medio!
A+