
No pienso ponerme en plan entendido porque no lo soy. De hecho, y que me perdone quién tenga que hacerlo, creo que no hay nada en lo poco que he escuchado tanto del señor Reed en solitario como de la Velvet que me guste lo más mínimo. Pero (siempre hay un pero) sería un auténtico imbécil si no pudiera darme cuenta de lo que este hombre ha significado para el rock. Él rompió el muro para encontrar otro camino. Él ha inspirado e influenciado a multitud de bandas que admiro y sin las que tampoco sería posible concebir el devenir de la música moderna. Por ello le doy las gracias. Disfruta del paseo por el lado salvaje, Lou.
Y ahora vamos al lío. Terminamos esta semana con la manga de Por amor a la música dedicada a músicos/productores y ha sido mi tocayo Nortwinds (por mucho que ahora vaya de serio con su nombre completo, para mí siempre será Nortwinds) el encargado de proponer la clave, siendo esta además su primera participación en el juego. El nombre elegido no podía gustarme más. Damas, caballeros y bajistas del mundo, levántense de sus asientos para recibir a Les Claypool.
Informándome un poco más y a pesar de la variedad que rodea la figura del líder de Primus tanto en su música como en sus colaboraciones, su trabajo como productor podría resumirse en "yo, yo mismo y mis hamijos" (Nortwinds nos dejaba el Join the army de Suicidal Tendencies), algo normal por otra parte cuando hablas de alguien que lo hace más por invertir el dinero ganado que como una forma de ganarse la vida. La verdad es que me hubiera gustado mucho reseñar el Cosmodrome de M.I.R.V, que tenía pintaca, pero no es fácil de encontrar, ni siquiera entre las inmensas mareas de internet.
Así que en lugar de ello decidí que, ya que la cosa iba de hablar de Les Claypool, me hacía carambola y ya de paso hablo también de uno de esos curiosos personajes que aparecen de vez en cuando en el mundillo del rock y que tanto dan que hablar: Buckethead. Ese hombre extraño que saltó a la palestra cuando Axl Rose lo reclutó para los renovados Guns N' Roses y que nos dejó a todos boquiabiertos con su estrambótica indumentaria es para mi gusto uno de los mejores guitarristas del mundo y que, por su estilo quizás demasiado sobrecargado y experimental, le pase como a Marty Friedman: el mundo occidental le da casi de lado pero en Japón vende discos como churros.
Si a esta dupla Claypool-Buckethead le añades además el inconmensurable hammond funky de Bernie Howell (Parliament-Funkadelic) y otro monstruo de sesión como es Brian "Brain" Mantia inventando ritmos imposibles a la batería, el resultado de la ecuación es un supergrupo que aspira a romper los límites de lo establecido: Colonel Claypool's Bucket of Bernie Brains.
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- No me gusta nada esta gente tan rara con la que sales... - Pero mamá ¡son mis amigos! |
El origen de la banda es tan simple y a la vez tan especial que no hace sino añadir valor. Resulta que Howell, Brain y Buckethead tenían un grupete con el bajista y también productor Bill Laswell llamado Praxis. Se encontraban de gira cuando, durante su actuación en el festival Bonaroo de música y artes de 2002, Laswell (por razones que desconozco) no pudo tocar. Fue entonces cuando Claypool les propuso improvisar juntos para no cancelar el concierto y la cosa funcionó tan bien que se plantearon plasmar esta unión en un disco: The big eyeball in the sky.
No voy a entrar a analizar todos los temas del disco porque, como sabrán mis compañeros y cualquiera que haya escuchado algo de Claypool o Buckethead alguna vez en su vida, los matices y los detalles en cada uno de ellos son tantos que darían para una entrada bien extensa cada uno. Lo que si os puedo decir es que se trata de, os lo podéis imaginar, una explosión de sonidos y estilos, en los que el bajo elástico y vibrante de Claypool, los excesivos efectos en la guitarra de Buckethead (y algún que otro solo de guitarra realmente inspirado), el teclado de Howell (habitualmente con una distorsión de hammond y/o moog) y los contratiempos y continuos cambios de tempo de Brain construyen, destruyen y retuercen las melodías hasta hacer de cada canción una pequeña obra de arte.
Pero como me da nosequé dejar que os lancéis sin red a por algo así, mis recomendación es que le peguéis una escucha a Buckethead, probablemente el tema más contundente de todo el trabajo, con un apabullante trabajo del susodicho, el funky burbujeante y espiritual de Elephant ghost, la homónima The big eyeball in the sky, rápida, ágil y muy divertida y, aunque suene muy a tópico, el cierre que pone Ignorance is bliss, tan amarga y furiosa, es insuperable.
¡Pasen buena semana hipotéticos lectores!
Comentarios
Gracias Les!, contigo no hace falta 'fumarse' para irse lejos...
Gran entrada, de las que apetece...
este disco de Les es desde su portada un viaje surealista...algo Dalidiano...como su musica!