
Cuando descubrí que no podía ser un melómano certificado sin haber escuchado a Johnny Cash y me lancé a ese enorme y poblado abismo que supone su discografía me lo jugué todo a una carta en una maniobra que algunos de los puristas considerarían, cuanto menos, sacrílega: empezar con la American series. Tras unas cuantas escuchas más o menos concienzudas y una pasada de puntillas por Folsom y San Quentin sentí que no sólo no me había equivocado, sino que conociéndome como me conozco, había sido la opción correcta.
Me gusta mucho esta colección por varias razones. La primera, y quizás la que más peso tenga, es la naturalidad con la que Cash hace suyas multitud de canciones ya sean de sus amigos, de sus precursores, de sus pupilos o de cualquier otro artista. En relación con esto llega otra de las razones. Dice mucho (a favor, está claro) del señor Cash no tener remilgos a la hora de homenajear a algunos de los que llegaron tras él. No sé, quizás sea una percepción algo infantil, pero un tío tan grande con la humildad suficiente como para rendirse a los pies de gente mucho más joven que él y que en muchos casos no tienen absolutamente nada que ver, me parece digna de admiración. La tercera y no por ello menos importante es como un hombre que ha mantenido tantos años una lucha sin tregua con la industria discográfica no ceje en su empeño y consiga cerrarles la boca a todos con una propuesta tan sencilla.
Poco tengo que añadir al magnífico párrafo que nuestro anfitrión le ha dedicado tanto a Cash como a su señora y mucho menos sobre la fantástica y muy humana historia de amor del matrimonio Cash-Carter, que no en vano es uno de los primeros ejemplos que se nos vienen a la cabeza cuando te da por imaginar futuros muy lejanos con la persona a la que quieres.
Como esto va de parejas, he elegido el tercer volumen de la serie, el apodado Solitary man , porque recordaba haber escuchado a June Carter aportar unos tenues coros (con toda la intensidad que le permitía su edad y su delicado estado de salud) acompañando a su marido y a Sheryl Crow en Field of diamonds. Efectivamente, no me equivocaba.
El primer número uno de Cash desde el One piece at a time de 1976 se grabó tras la recuperación del hombre de negro de una temporada muy dura en materia de salud. Por eso Cash eligió para abrir el trabajo el I won't back down de Tom Petty. Él no se iba a rendir, él iba a seguir hasta que el cuerpo y el corazón le aguantaran. Una pena que su corazón se fuera con el de June Carter en mayo de 2003 y que él decidiera acompañarla sólo cuatro meses más tarde. Joder, si es que hasta para eso su relación fue bonita.
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- Cariño, levántate, que están aquí los de la prensa... - (...¿Me habré dejado el horno encendido?...) |
No me voy a extender mucho más, porque tampoco pretendo sentar cátedra, que para eso hay gente mucho más cualificada (varios de mis compañeros de juego, por ejemplo) así que simplemente resaltaré los que para mí son los momentos álgidos del disco.
Para empezar el tema que da nombre al disco, Solitary man de Neil Diamond tiene un punteo oscuro en el estribillo que me vuelve loco. Luego está One, que si ya es maravillosa en manos de U2, se convierte en aún más bella cuando se viste con la "desnudez" de las guitarras y la voz de Cash. I see a darkness y The mercy seat (Will Oldham y Nick Cave respectivamente) suponen una dupla espiritual, la primera con luminosidad (toma contradicción) y la segunda casi tétrica, siendo esta última mi corte favorito de todo el trabajo. Country trash, corta pero efectiva, juguetona a la par que ácida me deja sólo con otro tema que comentar y que no es otro que el que cierra el disco, la canción popular Wayfaring stranger, en el que un violín amargo que acompaña la voz de Cash y que convierte la canción en una especie de conversación entre dos viejos amigos.
Así que ya sabéis, si se os antoja inabarcable la labor de conocer a Johnny Cash, os recomiendo empezar por aquí. Y después que no os olvidéis de que, si no hubiera sido por la señora June Carter, amiga, amante y esposa de Cash, probablemente el hombre de negro se habría extraviado en alguno de los tortuosos caminos que recorrió durante su vida.
PD: Para mis socios de Por amor a la música. Me he dado cuenta de que dentro de dos semanas que toca a mí iniciar ronda y de que no puedo asegurar que publique porque estaré de viaje. Así que, si al siguiente en la lista (Josi) le parece bien, nos cambiamos el turno.
Comentarios
Con respecto al álbum que comentas, fue el segundo de Cash que escuché después de 'American IV', menuda maravilla colega, fue la confirmación para mí de que el IV no eran sólo los covers de Depeche y NIN y de que la música de este hombre me había entrado en vena para siempre.
Las razones de tu tercer párrafo las suscribo palabra por palabra, Cash era DIOS!!
A+