Llegamos al último asalto en la ronda de amoríos musicales de Por amor a la música. A punto estuvo de cerrarse repentinamente cuan Forrest se hizo, como se dice vulgarmente, la picha un lío y publicó el principio de la siguiente antes de que Nortwinds hiciera lo propio. Y a punto estuve yo de lanzarme al vacío, pero por suerte rectifiqué a tiempo. Así que ya tengo lista mi publicación de la semana que viene. Juas, juas, juas.
Ayer se pasaron por el Motel Bourbon (cinco estrellas de rock y otros menesteres) la pareja formada por Rob Zombie y Sean Yseult. Y mientras ellos practicaban sexo del duro en una de las habitaciones del último piso (básicamente porque no me los imagino en plan romántico) el bueno de Norty (te lo copio Pupi, me ha molado) nos ponía Gods on voodoo moon, el debut de unos White Zombie recién salidos del cascarón.
Me cae bien Rob Zombie. Lo veo un tío muy auténtico. Algo obsesionado con todo el tema de la serie B y lo sobrenatural, eso sí. Pero mejor él que Tim Burton. El problema es que sus trabajos con White Zombie no terminan de convencerme. Se me hacen un poco repetitivos.
Su carrera en solitario tampoco es que varíe mucho el estilo (algo menos de noise, algo más de groove... pero metal industrial al fin y al cabo) pero no sé, ese tufillo a bar de carretera, tanga de bailarina de streaptease y whiskey barato que no se apreciaba anteriormente me pone. Y mucho. Además, desde que tuve la suerte de verlo en directo le tengo aún más cariño. Así que eso, lo siento mucho por la señorita Yseult, pero Rob es Rob.
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Vale, vale... Esta me la apunto. |
Así fue como en agosto de ese mismo año se publicaba Hellbilly deluxe: 13Tales of cadaverous cavorting inside the spookshow international (loco me he quedado cuando lo he visto, no sabía que tenía ese kilométrico subtítulo) y se convirtió casi automáticamente en un clásico. Los fans de White Zombie acogieron con los brazos abiertos la obra de Rob a solas y la crítica se encargó de hacer lo propio con la magistral producción de Humphrey. Aún a día de hoy, tanto las canciones de este disco como sus posteriores remixes (ya sabéis que Rob es muy aficionado a estas cosas) siguen pululando por multitud de producciones cinematográficas, tanto del de Massachussets como de otros autores.
Porque si algo tienen los temas de Rob Zombie en general y de Hellbilly deluxe en particular, es la facilidad con la que son capaces de sugestionar tu imaginación para construir pequeñas historias. Historias donde un protagonista duro y misterioso camina bajo la luz de la luna a la espera de pegarle un par de tiros (o una buena patada giratoria si la cosa se pone interesante) al primer muerto viviente que se le cruce por delante. Historias de seres que se arrastran en la noche. Historias tan sordidas como divertidas. Historias de líbido y sangre... ¿Se nota mucho cómo disfruto?
Para ser sinceros, el disco flojea un poco hacia la mitad, con tres o cuatro canciones que no terminan de arrancar. No están mal para lo de ambientar y sugestionar que os decía antes, pero fuera de eso, uno necesita más tralla cuando escucha un disco de este hombre. También es verdad que el bajón empieza después de esa pecaminosa trinidad que conforman Superbeast, Dragula y Living dead girl y que es What lurks on channel X? la que se encarga de cerrarlo, osea que igual no es tal.
Nada más. Abrid vuestra mente simples mortales y dejad que los tenebrosos dedos de Robert Barleth Cummings, amo del abismo, perviertan vuestros pensamientos... O no. Vosotros veréis.
Comentarios
Tenebroso post Vinny!!!, je,je,je.
Por cierto Chals deja de jugar y cambio tematica la nueva semana.
A+