Todos somos un poco nazis en el fondo, pero no queremos reconocerlo.
Iosu, líder de Eskorbuto al ser preguntado por una esvástica que siempre llevaba en la solapa de la cazadora.
Muchos de vosotros os preguntaréis por qué coño me ha dado por hablar sobre Eskorbuto. La razón es muy sencilla: porque me da la gana.
Groserías a parte, hace tiempo que quería comentar algo sobre el que para mí ha sido y será siempre (con permiso de los Lendakaris Muertos, que vienen pisando muy fuerte) el mejor grupo de punk que ha salido de este país. Y hablo de punk de verdad. De ese sonido sucio, simplón, cansino y a veces aburrido. De esas voces crudas que apenas entonan, escupiendo frases en apariencia estúpidas, pero que en más de una ocasión esconden verdades como puños. Y así eran Eskorbuto, un trío formado por Iosu, Paco y Juanma en 1982, tres jóvenes de Santurce, que, enamorados del movimiento punk que durante la época anterior se había gestado en tierras inglesas, decidieron comprarse unos instrumentos y hacer música. Bueno, lo intentaron.
Cuando se dirigían a llevarle su primera maqueta a Sardi, personaje de la movida madrileña que se interesó por ellos, tuvieron la mala suerte de ser detenidos por la policía al pasar por delante de una comisaría. A día de hoy nos resulta extraña, pero tened en cuanta que tres punkarras de Vizcaya en la España post-franquista eran carne de calabozo. Y, para que vamos a mentir, el llevar una maqueta con canciones como ETA, La calavera del rey o Maldito país España no les ayudó mucho y finalmente, la justicia les aplicó la ley antiterrorista.
Durante su estancia en la cárcel, la mayor parte de los grupos abertxales (y los grupos musicales que les apoyaban, algunos de los cuales habían compartido escenario con los chicos de Santurce) giraron la cabeza hacia otro lado y dejaron a Eskorbuto en la estacada. Iosu y los suyos nunca se lo perdonarían, llegando a dedicarles una preciosa canción llamada A la mierda el País Vasco.
Yonquis antes que personas, Eskorbuto como banda y Iosu como líder, tienen algunas de las anécdotas y citas más increíbles que he escuchado nunca. Por poner un ejemplo, la banda fue sorprendida durante un concierto de Tijuana in Blue mientras intentaban robarles un amplificador. Otros que sufrieron las tendencias cleptómanas de los Eskorbuto fueron La Polla Récords, que casi se quedan sin una de sus guitarras. En una ocasión, Iosu llegó a pasarse todo el viaje en tren desde Bilbao a Madrid (casi siete horas de viaje por aquel entonces) escondido debajo de un asiento para no pagar el billete (Juanma no pagaba por tener un padre ferroviario y Paco finalmente acabó pagando una multa por no tener tampoco billete). También fueron los responsables de la ya mítica recogida de firmas (con publicidad electoral en los espacios de RTVE includida) para constituir a Eskorbuto como partido político, bajo el lema "Ya no quedan más cojones, Eskorbuto a las elecciones". Como podéis ver, punkis hasta la médula.
Anti todo está considerado no sólo el mejor disco de la banda sino uno de los mejores, sino el mejor, de la historia del punk en España y me atrevería a decir que del mundo. Porque como ya he dicho antes, Eskorbuto son verdadero punk, no sólo en lo musical, sino en sus mensajes.
Nunca se alinearon con ninguna ideología política, tirándole a la yugular a todos los tontos que había (y habrá) en España en aquel momento. Repartían leña como nadie y sobretodo, pasaron del rollo de comerle la polla a los nacionalistas vascos, a diferencia de nuestro amigo Evaristo, que bien podría ahogarse en su propio vómito de una maldita vez y dejar de torturarnos con su voz de castrati con resaca, y otros tantos subnormales que se escondían debajo de las faldas de cierta banda terrorista señalando a los "fascistas" con el dedo y sin salir de su tierra.
Y allá vamos. El riff sucio, denso y jodidamente punk de Historia triste nos recibe con los brazos abiertos. Lo primero que te das cuenta es que Eskorbuto no son los Sex Pistols. ¿Por qué? Pues porque Juanma se defiende con el bajo. Quizás el tema más mítico de la banda, con su estribillo con coros de borracho y su letra sencilla. A Alex siempre le ha hecho mucha gracia. Pero yo, que soy un filósofo, como Guardiola, y un pedante, como Mourinho (¿o era al revés?), me gusta pensar que esa frase contiene mucha más miga de la que a simple vista se ve. Historia triste, historia histórica, historia final. Un amargo canto a la vida y a la sociedad, que lo queramos o no, y está históricamente demostrado, no deja de ser eso, una historia triste.
De ti depende sube las revoluciones y no es más que una incitación a la gente a que si quiere cambiar las cosas, lo que tiene que hacer es moverse. Es un crimen se caga en la madre que parió a todo el mundo: gobiernos, oposiciones, patronales, sindicatos... Vamos, lo que viene siendo en esos que presumen de luchar por nosotros mientras se llenan los bolsillos de dinero y después, cuando las cosas salen mal, si te he visto no me acuerdo. La frase Cuanto plomo malgastado en cuerpos innecesarios hace referencia al clima de violencia que se vivía en la sociedad vasca por aquella época y de la que Eskorbuto era más que consciente.
Mata la música disco es una puta paranoia. Sobre una línea de bajo que personalmente me fascina, los Eskorbuto se dedican a repetir una y otra vez eso, mata la música disco, y a hacer ruidos extraños. Supongo que estarían hasta los cojones de la música disco.
Un, dos, ¡tralla! Anti todo te escupe en la cara, te pega dos ostias y empuja a odiar al mundo y a todas las personas que hay en él. No hay amigos ni enemigos, lucha necia. Iosu se saca de la manga, sin ser un virtuoso ni saber él lo que es nada de eso, unos segundos de guitarra realmente geniales.
Puyita para los alegres muchachos de Herri Batasuna con ese Haciendo bobadas de apenas un minuto de duración, pero en el que sobran las explicaciones. No lo entiendo, siempre están igual: haciendo bobadas. Cuidado tema clasicote, con ese aroma a rockabilly que desprende el punk cuando baja el ritmo. Un aviso a todos los que los acusaban de haberse vendido por, precisamente, no ser amigos de nadie. La envidia, que es muy mala. Tamara es la canción más larga del disco y sirve para que Iosu cree una historia sórdida y a la vez divertida, sobre una octogenaria que le pedía besos en la boca y se reencuentra con ella unos años después y la mata. Riff sencillo pero con encanto y a destacar la cantidad de tonterías que pueden llegar a hacer durante el tema, con especial mención a los incongruentes murmullos seniles de Iosu.
El momento beso al aire, no tiene desperdicio.
El pasado ya ha pasado y por él nada que hacer, el presente es un fracaso y el futuro no se ve. Cerebros destruidos es el mayor exponente de ese pesimismo que rezuma Anti todo, con esa perspectiva nihilista y misántropa de que la raza humana es un fracaso y no hay mucho que hacer. Hay que comprender que si bien a día de hoy el conocido como estado del bienestar es una regla general (que como toda regla tiene sus excepciones) en este país, la España de de los ochenta (y en especial el País Vasco) fue una época muy negra para las clases menos pudientes, fruto de la reconversión industrial, la crisis social y laboral que sufría su generación y el clima de violencia que se respiraba, con las bandas armadas luchando por ver quién tenía el nabo más grande y los cuerpos del estado tratando de frenar dicha espiral con métodos en muchas ocasiones desafortunados.
Ha llegado el momento (el fin) cierra el disco y lo hace con un mensaje oscuro: en cualquier momento, y sin ser el culpable nadie en particular, llegará la destrucción. Este miedo responde a la amenaza de Guerra Nuclear que se palpaba entre las dos grandes potencias mundiales, EEUU y la URSS, sumidos en plena guerra fría.
Me despido con una frase de Iosu que personalmente me encanta, y creo que resume a la perfección el espírtú de Eskorbuto: El rock no tiene patria, ni siquiera la vasca.
Un abrazo, pandilla de lamegrifos. Que os den.