En estos días de princesas de barrio, políticos corruptos, "misiones de paz" en países cuyo principal bien económico es el pretróleo y gilipollas, así en general, no hay nada que me gustaría más que, a veces, volver al útero.
Creo que es prácticamente imposible recordar la sensación de estar en el vientre materno. Pero mucha gente dice que bucear es algo muy parecido y que por eso nos hace sentir bien. A mí personalmente me relaja mucho. Cuando voy a la playa, me gusta en especial coger aire y quedarme un rato con la cabeza dentro del agua, sintiendo únicamente las olas mecerme y ese silencio frío y húmedo del mar llenándome los oídos.
Sin esos momentos, un misántropo convencido como yo, acabaría volviéndose completamente loco (más, quiero decir).
No sé muy bien que es lo que pretendían Rammstein cuando eligieron esta portada para su tercer disco. Si querían engañar a la gente, prometiendo un disco relajado, atmosférico e íntimo, lo hicieron cojonudamente. Básicamente porque el feto retratado en esta portada, no está vivo (lo diré así, porque me suena menos bestia).
A estas alturas, no creo que haya nadie en el mundo que no sepa quién son Rammstein: esa pandilla de germanos con un humor más negro que el alma de Mourinho y, probablemente, cantidad de problemas mentales; tan admirados como vilipendiados y censurados en más de una ocasión por ser políticamente incorrectos, por decirlo de alguna manera.
De esta guisa posaban estos chicos en el libreto de Mutter. Mal rollito.
Mutter fue su tercer larga duración y supuso en cierta manera un paso enorme en la evolución del grupo, que se alejó del sonido industrial convencional y quasi tecno de Herzeleid y Sehnsucht, dando un papel más relevante al conjunto de los instrumentos (a las guitarras, que para tener dos, hacían menos que Paquirrín en domingo) que a los sobreexplotados efectos del teclista y sadomasoquista Flake Lorenz.
Porque Mein herz brennt, que abre el disco, es una nana oscura, casi diabólica, sobre demonios que acechan a los niños a la hora de dormir, con unos violines estridentes y un torrente de fuerza imparable, con cierto regusto a metal gótico.
Esta canción llega a causarme excitación sexual. Aunque no creo que fuese el objetivo de la banda cuando la escribió.
Links 2,3,4. Ritmo militar para una declaración abierta a todos aquellos que los acusaban de enaltecer el nazismo - principalmente porque el acento usado por Till Lindemann para cantar recordaba mucho al de Hitler. El estribillo lo deja claro: Sie wollen mein herz am rechten fleck, doch seh ich dann nach unten weck dann schlägt es links (Ellos quieren que mi corazón esté a la derecha - en el lugar correcto - pero cuando miro hacia abajo, late a la izquierda).
Sonne es uno de los temas más celebrados de la banda. Un himno, que realmente se merece serlo. Su sonido denso y pausado, pero intenso, te hace casi sentir como ese sol que se esconde cuando la cuenta atrás acaba, te ilumina, te da calor. Te hace sudar.
¿Me oyes? ¿Me ves? ¿Me entiendes? ¿Me sientes? Ese es el mensaje de Ich will, el deseo de ser escuchado cuando uno habla, más allá de lo que puedas obtener a cambio. O lo que nos sucede a nosotros, el deseo de ser leídos cuando escribimos, aunque sea simplemente para saber que no estamos solos en el mundo y que hay más gente que comparte aunque sea una mínima parte con nosotros.
El videoclip fue censurado en múltiples países por su contenido violento. En EE.UU. su estreno estaba previsto para septiembre del año 2001... y como podéis imaginar, no se estrenó.
Feuer frei! otro tema conocido, en este caso por haber servido de banda sonora a la soporífera y olvidable xXx (obra maestra del séptimo arte para todos aquellos que se sacaron la ESO a duras penas). Agresiva, directa y visceral. Ideal para desfogarte cuando te das cuenta de que partir bocas puede acarrearte problemas legales.
Los conocidos espectáculos pirotécnicos de la banda llegan a su culmen con este tema.
Mutter, tema que da nombre al disco, hace una reflexión sobre las siempre difíciles relaciones amor/odio entre madres e hij@s, personificándolas en la piel de una suerte de Frankenstein moderno: un hombre nacido de un experimento, culpa y a la vez añora a una madre que nunca tuvo sobre una guitarra acústica. Espesa, triste y emotiva, la voz del bebé que suena al inicio me pone los pelos de punta.
Spieluhr es algo sosa. Se sirve de un riff muy poco imaginativo y el sonido de una cajita de música para contarnos la historia de un niño que quiere estar sólo, finge estar muerto y lo entierran, hasta que despierta en la sepultura. Acojonante letra para, en mi opinión, la peor canción de todo el disco.
Zwitter (literalmente Hermafrodita) nos traslada al pasado más inmediato de la banda alemana. Alocada, me atrevería a decir que incluso divertida, con esa voz sintética repitiendo una y otra vez Zwitter, zwitter. Una crítica al narcisismo y la bisexualidad, vistas desde los ojos de un verdadero hermafrodita.
Encontramos en Rein, raus a los Rammstein más groseros y soeces, pues esta canción trata, básicamente, de fornicar. No de "hacer el amor". De frungir. De sexo duro vamos, no deja muy claro si peras con peras o peras con mazanas, pero sexo duro al fin y al cabo. Canción bestia dónde las haya, machacona a más no poder. ¿Qué somos, hombres o muñecas?
Adiós es un buen ejemplo de como hacer un homenaje a nuestro país (por el título, claro, la canción sigue siendo en alemán), sin hacer una maldita mierda (sí, estoy hablando de Te quiero puta, que musicalmente revienta tímpanos pero su letra da auténticas arcadas). Directa, rápida, sin fisuras y exudando energía. La guitarra es aquí protagonista (por primera vez, me atrevería a decir). La letra de la canción no está muy clara: bien habla de la eutanasia, o bien de la adicción a la heroína, que bien pensado, es una forma de eutanasia: mueres lentamente sumergido en una felicidad artificial aunque, eso sí, más lentamente.
A mí esta canción me da ganas de echar a correr.
Nebel, podría catalogarse como "la balada" de Mutter. Arreglos casi sinfónicos y una letra tan deprimente como bella. Una pareja pasea por la orilla de la playa en el que será su último paseo, pues al final, ella muere en los brazos de él. *
Y hasta aquí el repaso al Mutter. Para muchos, Rammstein no deja de ser una banda que está dónde está por su parafernalia en directo, algo parecido a lo que se dice de Slipknot y sus máscaras. Puede, no entiendo mucho de marketing pero, desde luego, eso ayuda. Y al fin y al cabo, el rock no es sólo música (al menos a mi manera de ver). El rock es actitud, rabia, y en su esencia más primigenia, espectáculo.
No obstante, creo que Rammstein es mucho más que fuegos artificiales en un concierto, pues sus letras esconden en muchas ocasiones tras ese velo de decadencia y degeneración grotesca, historias y mensajes muy interesantes. En cuanto a la música, no deja de ser industrial. El que busque riffs imposibles que se compre un disco de Dragonforce.
Por mi parte nada más, nos vemos en un par de días, que tengo una entrada en el horno y a puntito de caramelo. Me voy, que me pica el occipital.
Que os den por culo, y un abrazo.
* Ahora que lo pienso, me recuerda mucho a Un paseo para recordar, película de esas para menopáusicas con necesidad de desahogarse y adolescentes con acné que acaban de sufrir un desengaño amoroso a manos del Don Juan de turno. Para los que no la hayáis visto, resumo: chico malo conoce a chica ultrareligiosa y buena en el Club de Teatro (estos yankees), dónde está castigado por haber dejado tetrapléjico a un chaval (¡¿?!), se enamoran, pero... ¡oh, sorpresa! Ella tiene una enfermedad incurable (no recuerdo si cáncer, o sida, o imbecilidad aguda). Tras los típicos vaivenes, él, que tonto no es y sabe que si no se casa con ella no se la va a poder frungir, pues le pide matrimonio, poniendo como excusa que era el sueño de su vida. Al final, ella se muere más feliz que una perdiz y el se queda con un churumbel. Redonda le sale la jugada.
Como podéis ver, romántica y preciosa hasta la náusea. Al que no la haya visto, que me dé las gracias por ahorrarle más de una hora insufrible.
PD: ¿Véis como yo también sé enrollarme?