29 de noviembre de 2013

Por amor a la música: Nach - Un día en Suburbia

He decidido esta semana tomar ejemplo de varios de mis compañeros de juego para elegir mi propuesta en Por amor a la música. Josi, el gran 67rockbiker, me sorprendía hablando de uno de mis grupos fetiche, los astrales Coheed and Cambria y el trabajo del teclista John Medeski en su último trabajo, The Afterman: Descension. Ya tenía la clave, un pianista/teclista de jazz participando en un tema/disco de pop/rock.

Pero como decía, esta entrada es algo distinta. Primero porque Un día en Suburbia no es, como bien sabréis algunos, un disco de pop o rock. Es un disco de hip-hop, una de mis pasiones menores. Comencé mi búsqueda, como hago siempre últimamente, buceando en Allmusic con algunos nombres más o menos conocidos y modernos, hasta que de pronto, como una epifanía, mi cerebro decidió rescatar el piano que suena en Anochece, el último tema de este disco.


Me lancé sobre el navegador como un perro sobre un filete y tras mucho esfuerzo, más del que esperaba, encontré que el encargado de las teclas de la canción no es otro que Moisés P. Sánchez, que también ha colaborado con Nach en Mejor que el silencio (último disco hasta la fecha del alicantino) y con el que ha montado un show en estos últimos meses, un especie de concierto hip-hop acústico acompañado del piano y de un cuarteto de cuerda.

25 de noviembre de 2013

Le temàzo XXVI: Mando Diao - Gloria

El otro día y como consecuencia de la lista de confirmaciones para el Arenal Sound (uno de estos "festivalillos" nacidos a la siempre alargada sombra del FIB y que, en muchas ocasiones, son poco más que una reunión de amigos en los que lo más variado del indie patrio se la felan mutuamente) volví a escuchar el nombre de Mando Diao. Tampoco es que antes lo hubiera escuchado muchas veces, pero a mí se me había metido en la cabeza que estos tíos se habían separado. Pues parece ser que no.

Ninguna de las fuentes fiables que los mencionó parecía estar muy contenta con ellos: que si pérdida de calidad, que si después se sacaron un disco completamente en sueco que no venía a cuento... Yo ahí ya no entro, que no los he seguido en la vida.

Pero he de reconocer que tienen una canción (ojo, de las cuatro o cinco que conozco) que me vuelve loco. Gloria. Oh, sí, nena. Los suecos sacaron en 2009 un Give me fire! que, como comentaba, parece ser lo último que se salva de su discografía hasta la fecha. El disco contenía un par de temas interesantes pero este se lleva la palma.

Rock con alma de banda sonora de película de James Bond, con un estribillo potente y pegadizo y un crescendo final insuperable. Calentad bien las caderas porque las vais a mover, mucho, quizás demasiado, y tampoco queremos un disgusto.


Heptágono (OCTUBRE 2013)

Madre mía, cada mes que pasa se me hace más tarde para publicar esta sección. Y como tengo la cabeza siempre en algún lugar entre Babia y ese extraño punto geográfico donde se concentra la mayor cantidad de la población mundial de musarañas, pues se me olvida ir apuntando las entradas que veo que me interesan y me toca buscarlas otra vez cuando me pongo a escribir la entrada.

Pero bueno, parece que ya lo he conseguido y me dispongo a compartir con vosotros esas siete entradas del pasado octubre que, a juicio de un servidor, deberíais leer.

- Batman no es únicamente el superhéroe más conocido y admirado (Superman no puede decir lo mismo) de la franquicia DC, sino que además es el único que, a lo largo de los años, ha tenido su propio hueco en la industria de los videojuegos con una colección variopinta en géneros y calidad. En Xataka, probertoj recoge algunos de estos títulos.

- El regreso de Monster Magnet era uno de los más esperados. No es que yo fuera uno de esos que lo esperaban, pero me encuentro en plena fiebre de rock lisérgico y opiáceo y me lo tomé como otro signo del universo para seguir por esta senda. Pero como sabéis que no me gusta tirarme el rollo, mejor que sea Francisco Román, de Trueno Metálico, el que os hable del magnífico Last patrol.

- Terminó Breaking Bad y todos nos sentimos un poquito huérfanos. El final de las aventuras y, en su mayoría, desventuras de Walter White y Jesse Pinkman puso su broche de oro con el tema Baby blue de Badfinger. Pero, un momento... ¿Quiénes eran Badfinger? El Chico de Plexiglás de Hipersónica nos lo cuenta.

- No soy mucho de cine español. Lo reconozco. Pero cuando vi el primer trailer de la nueva película de Álex de la Iglesia me dije, esta no me la puedo perder. Y sí, como dice Sergio Benítez en Blogdecine, tiene sus cosas buenas y malas, pero si me aceptáis el consejo, no os podéis perder Las brujas de Zugarramurdi.

- Una vez más vuelve Pokémon. Como parte de esa llamada generación Nintendo y gamer amateur, no puedo sino congratularme porque Pokémon X y Pokémon Y sean, por fin, un reto para todos aquellos jugadores que nos iniciamos en esto de la mano de Charmander y compañía. Y no lo digo yo, lo dice también el mismísimo Chico Nuclear de Anaitgames.

- Cuando vi que mis amados Protest the Hero pedía financiación por crowdfounding para llevar a buen término su nuevo disco, me temí lo peor. Por suerte, sus fans son (y digo son porque yo tampoco es que me mate por ellos) increíbles y en menos de 30 horas habían conseguido la cifra necesaria. Por eso Volition tiene otro sabor, mucho más independiente y con mucha más garra. Si no os importa leer en inglés os recomiendo la reseña de Alkahest en Heavy Blog Is Heavy.

-Y por último aquí os dejo la referencia sesuda, ese artículo de Jot Down que no puede faltar en el Heptágono. En esta ocasión, un brutal artículo de Pablo Hernández sobre grupos que, por una cosa u otra, solo tuvieron un disco de estudio.

20 de noviembre de 2013

Por amor a la música: Jellyfish - Bellybutton


Por amor a la música continúa su avance titánico e imparable. Para los amnésicos sin remedio, recuerdo que en esta manga se trata de elegir un instrumento de jazz y un intérprete de dicho instrumento que haya participado en algún tema/disco de una banda de pop/rock. Y esta semana es mi turno de proponer una clave.

Como no podía ser de otra manera, servidor ha elegido como instrumento protagonista el bajo. Y me da igual que sea un bajo eléctrico, un contrabajo o cualquiera de las otras variantes existentes en el mundo del jazz. Recuerdo cuando que cuando decidí que quería tocar algo, me lancé a por las cuatro cuerdas porque me pareció mucho más simple que memorizar acordes de guitarra o tratar de mejorar mi nula coordinación al agitar las baquetas. Y así era, el bajo, tocado en el más bajo de los niveles, es un instrumento fácil de dominar. Pero ay, amigos, eso fue hasta que vi por primera vez a un bajista de verdad deslizar los dedos a toda velocidad por los trastes, hasta que vi como las cuerdas subían y bajaban, casi se derretían, creando arcos con una amplitud peligrosamente irreal, cuando descubrí el tapping, el funk, el rock progresivo, a Steve Harris y... por supuesto el jazz. El jazz me enseñó que cualquier instrumento, incluido el bajo, puede ser el protagonistas. Es más, el jazz me enseñó que el bajo puede ser el único protagonista, sin necesidad de ninguna guitarra, que con él se pueden construir melodías tan bellas o incluso más que con su popular compañera de escenario.

A lo largo de la historia (cada vez más longeva y no tiene pinta de que se vaya a terminar) del jazz han sido numerosos y, lo que es más importante, variados los nombres que han hecho grande este instrumento. Desde aquellos primeros Jimmy Blanton y Oscar Pettiford, Paul Chambers, Slam Stewart, Ron Carter, Charles Mingus (¡héroe!), Charlie Haden, Jaco Pastorius (¡aún más héroe!), Stanley Clarke o Bill Wyman sin los cuales sería imposible entender el jazz (y en el caso de algunos tampoco el rock) hasta nombres más actuales como Marcus Miller, Victor Wooten, Jack Bruce o Esperanza Spalding. Hay muchos más, por supuesto, y aquí ni siquiera he puesto todos los importantes, pero así os vais haciendo una idea.

17 de noviembre de 2013

Por amor a la música: Corrosion of Conformity - In the arms of god


Esta ronda de Por amor a la música se me está atragantando (y la semana que viene me toca a mí, ya verás tú), aunque el problema, como casi siempre, es que no encuentro nada que me guste a la primera. Por ejemplo, después de que Pupilo Dilatado propusiera la batería (recuerdo que la temática es "músicos de jazz que colaboren en una canción/disco de un grupo de pop/rock") con su genial post sobre Hawkwind y Ginger Baker, estuve cosa de dos horas (que se dice pronto) buceando entre Allmusic y Discogs.


Fueron muchas las posibilidades que se me presentaron a pesar de que, y en esta ronda me ha resultado demasiado patente, el mundillo del jazz sea un poco endogámico y las colaboraciones fuera de sus fronteras se limiten en su mayoría al rock progresivo, el soul/funk setentero y ochentero y a las nuevas generaciones, mucho más desperdigadas. Y como tampoco es cuestión de convertir el juego en un monográfico sobre los dos primeros, decidí elegir alguno de nueva hornada.

Fue así como descubrí entre una lista de "mejores baterías de jazz" que localicé en alguna página ahora perdida de nuevo a Stanton Moore, batería procedente de Louisiana y conocido principalmente por haber sido uno de los fundadores de la banda de jazz funk Galactic. Si a los amantes del género os apetece escucharlos en todo su apogeo, os dejo un directo de este mismo mayo:


11 de noviembre de 2013

Versióname otra vez: The Police / Machine Head - Message in a bottle

La versión de hoy no tiene introducción profunda. No tiene reflexión sobre ningún tema. Ni siquiera un breve desvarío sobre algún tema de actualidad. La versión de hoy viene así, sin adulterar, sin pretensiones de ningún tipo. Sin ganas de escribir más de lo necesario, vamos.

Si alguien ha vivido en una cueva durante los últimos treinta años y quiere saber quién son The Police, que busque Kiss FM en su radio. Probablemente en menos de dos horas te hayan pinchado todos sus grandes éxitos. Y este entre ellos. El primer single de su segundo disco (Reggatta de blanc) fue también su primer número uno en las listas británicas de la banda de Sting, Andy Summers y Stewart Copeland y, para aquí el que escribe, uno de sus mejores temas dentro de los más conocidos, pues posee una fuerza de la que el resto en su mayoría carece (más rock y menos reggae, básicamente). Para todos esos que os perdisteis la caída del muro de Berlín, las campanadas de Ramón García, el Óscar de Shakespeare in Love y el rídiculo de Ana Botella en Buenos Aires, aquí tenéis Message in a bottle.


El tema ha sido, como no podía ser de otra manera, versionado por multitud de artistas pero mi elección era clara. Como bien sabréis, Machine Head son una de mis debilidades. Me encanta como han conseguido revitalizar un género como el thrash, que llevaba años viviendo de bandas jóvenes que tratan de emular a los mastodontes de sus inicios (lo cual no es malo, pero resta algo de mérito a los recién llegados). Parece haber una especie de ley no escrita para todos los que seguimos a la banda de Rob Flynn, y es que The burning red y Supercharger no sólo no deberías haberlos escuchado, sino que tampoco deberías reconocer su existencia. En mi rol habitual de defensor de lo indefendible diré que estos dos discos tienen, al menos, una cosa buena (bueno, The burning red la tiene, Supercharger a la basura sin miramientos). Y no es ni más ni menos que una versión de Message in a bottle que en cualquier otro momento habría hecho saltar las alarmas, pero que incluso se agradece. Los Machine Head numetaleros tenían eso, que si se ponían en plan moñas, aunque sólo fuera un rato, conseguían suplir ciertas carencias.


Como siempre, elijan una y disfruten ambas.

9 de noviembre de 2013

Por amor a la música: Matt Bianco - Whose side are you on?

Aquí estamos otra vez, Por amor a la música. Segunda ronda de músicos de jazz invitados en temas/discos pop/rock, esta semana con el saxofón como protagonista. Chals nos lo ha servido como a él le gusta, bien frío y on the rocks, tributando al recientemente desaparecido Lou Reed y la colaboración del saxofonista Michael Brecker en su Berlin.

Hoy tengo el placer de hablar de uno de esos discos que me sé de principio a fin, cada nota y cada silencio. Alguno estaréis pensando que soy una caja de sorpresas. Bueno, lo soy. Pero la razón por la que Whose side are you on? forma parte intrínseca de mi memoria no es la voluntad propia.

7 de noviembre de 2013

Sangre fresca: Estirpe - Neurasia | Desde Córdoba hasta Marte

Como de la nada, sin que nadie (bueno, al menos yo) lo esperase, mis amados Estirpe sacaban el pasado 8 de octubre el que es ya (como pasa el tiempo) su sexto disco de estudio, Neurasia. Este disco es una auténtica deli...

Esperad. ¿Cómo que no sabéis quienes son Estirpe? Pero si yo hice una entrada de... Ah, no, que al final no la hice. Bueno, pues entonces os lo digo ahora. Lo primero es que nadie los confunda con Estirpe Imperial, los "rockeros" de extrema derecha, porque estos no tienen nada que ver. Dicho esto, Estirpe existe como concepto desde 1992, cuando dos amigos cordobeses, Manuel Ángel Martínez "Mart" (hijo de Manuel Martínez, de Medina Azahara) y Javier Estévez (voces y batería) decidieron registrar el nombre de la banda de rock que querían montar. No sería hasta 1997 cuando publicarían su primer álbum, Ídolos de papel, acompañados por José Miguel Panadero al bajo, Daniel Puig en las teclas y Loren Gómez a la guitarra. Su estilo, que bebía directamente de las influencias de Avispa, su discográfica, se movía entre el rock clásico y el hard rock, algo muy pero que muy distinto a lo que los ha hecho grandes a lo largo de estos años. Y es que tras Ídolos de papel comenzó un camino largo y tortuoso pero profundamente enriquecedor en el que los cordobeses han mezclado con más o menos acierto pero siempre con carácter el nu metal más intimista, el rock sinfónico, el funk tórrido y el punk más cañero. Víctimas del mismo sol, Ciencia, Inventarse el mundo, Buenos días, voluntad, un disco acústico (El sentido de la calma, imprescindible), uno de rarezas (Querida contradicción) y un directo (El tiempo, un placer por detener). Una paleta de sonidos asombrosa que os recomiendo encarecidamente escuchar y que tiene como colofón (hasta ahora, por supuesto) este Neurasia.

3 de noviembre de 2013

Le temàzo XXIV: Muse - Invincible

Es curioso como algunas veces, hablo en este caso de la música, escuchas el mismo nombre en boca de decenas, quizás cientos y puede que incluso miles de personas; y por avatares del destino nunca llegas a querer saber más. A mí me sucedió durante mucho tiempo con Muse.

En 2006 Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dom Ward lanzaban Black holes and revelations, un disco redondo se mire cómo se mire y donde tanto novatos como veteranos de la banda de Teignmouth, tanto aficionados al rock de siempre como los ávidos de nuevas experiencias, encontraban un pedacito que disfrutar. Para mí, este trabajo cierra una trilogía impoluta en la carrera de Muse junto con sus dos (incluso mejores) antecesores: Origin of symmetry y Absolution.

Pero como decía esto lo pienso ahora que los conozco casi como la palma de mi mano. Por aquel entonces (y debido al arrollador éxito que comenzaban a cosechar) más de una persona me recomendó (aunque alguna no me lo quiera reconocer, guiño, guiño) darles una oportunidad. Nunca se la di.

Hasta que un día, casualidades de la vida, escuché por casualidad Invincible. Aquí podemos encontrar otro tópico del mundo de la música: canciones que te cautivan a la primera. Bueno, puede que no a la primera, porque el desarrollo de la canción es lento a la par que seguro. De lo que estoy seguro es de que ese sólo de guitarra con crescendo final y su inspiradora letra se me grabaron a fuego en ambos hemisferios.

Después ya fue cuestión de tiempo que reconociera temas como Hysteria o Time is running out como viejos amigos, cansado como estaba de oírlos desconociendo por completo la autoría de los mismos. Es verdad que alguno de ellos han llegado a ocupar un puesto superior, pero Invincible para mí siempre será la primera. Y la antigüedad es un grado.


PD: Que conste en acta que no había pensado dedicar una semana a Muse, y tampoco al disco Black holes and revelations, pero, casualidades de la vida, esta semana el juego Por amor a la música me llevó por estos mismos derroteros y ya tenía esto programado... Qué le vamos a hacer.