31 de diciembre de 2014

It's the end of the year as we know it [2014]


Hacedle caso a nuestro amigo norcoreano y echadle un último vistazo a 2014 porque se nos va para no volver. Muy buenos momentos nos deja este año, otros no tan buenos, algunos reguleros y otros de esos de levantar una ceja y decir "meh". En cualquier caso y por si se os apodera la nostalgia en el último momento (o dentro de unos días, que todo es posible) aquí tenéis mi modesto repaso. Recordad que esto no es un "lo mejor de" ni nada por el estilo, si no simplemente una variopinta recopilación de la ingente oferta musical que se ha publicado este año pasado.

Un abrazo fuerte a todos, y nos vemos el año que viene.

28 de diciembre de 2014

Y el universo explotó: Justin Bieber vuelve a la música con Kevin Shields como padrino


[EDITADO POR EL AUTOR] Está noticia es, como muchos habréis sospechado, una inocentada. Pero con lo loco que anda el mundo, igual en un par de meses salta la liebre y Justino Castor se marca algo parecido. Tiempo al tiempo.

Sabéis que no soy muy dado a hacerme eco de noticias musicales pero esto me ha parecido tan jodidamente brutal que no he podido evitarlo. El enfant terrible del pop internacional vuelve a la carga y lo hace de una manera que ni la mente del guionista más drogadicto podía imaginar.

Kevin Shields, mundialmente conocido por ser el ánima máter de My Bloody Valentine, ha acogido bajo sus alas a la estrella adolescente (ya no tan adolescente a decir verdad) y mano a mano han preparado un disco que tiene prevista su fecha de salida el próximo día 14 de febrero. San Valentín, por si alguien anda un poco desorientado. Todo muy poético.

El origen de tan curiosa colaboración (que en palabras del propio Shields, "espera que dure muchos años") tiene su origen en una fiesta celebrada el pasado mes de mayo en Londres en la que coincidieron ambos "artistas" (lo pongo entre comillas porque aún me cuesta considerar a Justin Bieber como tal). En ella Bieber se le acercó y le comentó a Shields que llevaba varias semanas obsesionado con el Loveless de su banda y que le encantaría algún día hacer algo tan grande, algo que Shields acogió con regocijo. Dos meses después Bieber le envió a Shields una serie de maquetas para conocer su opinión. Shields, perfeccionista hasta la médula, contestó que "no estaban mal" pero que se podían mejorar. Al canadiense no le sentó muy bien la respuesta pero a los pocos días Shields devolvió la pelota a su tejado y se ofreción como productor de su nuevo disco.

Aunque al principio se mostró reacio (recuerdo que Bieber había anunciado que se retiraba de la música, aunque no especificó el tiempo de descanso) ya que sólo había grabado esas maquetas de manera recreativa, pero un persuasivo Shields acabó por convencerlo.

El próximo día 1 saldrá el primer adelanto de este trabajo al que han bautizado como Backwards y que, según Bieber, "soy yo, totalmente desnudo", con un sonido más íntimo y atmosférico que el de sus anteriores álbumes. "No pretendíamos que sonara totalmente distinto" afirma Shields, "pero la producción y las melodías han hecho que Justin se exprese de otra manera" y avisa que "probablemente no guste a sus antiguos fans, pero deberían darle una oportunidad a esta faceta más madura". Además de Shields, coautor en la mayoría de los cortes, en Backwards han colaborado también Wayne Coyne (The Flaming Lips), Black Francis (sí, el de Pixies) y Zach Gray, de Lotus Child y The Zolas.

De momento ha trascendido, además de la portada, el tracklist completo que aquí os dejo. ¿Soy el único al que le parece que la décima canción va a traer polémica? En cualquier caso, el día 1 empezaremos a salir de dudas y descubriremos si este disco sirve para transformar a Bieber en un artista serio o para hundir a Shields en el barro.

1. Colorblind
2. Inhale
3. Gone
4. UV
5. Koala Bay (feat. Zachary Gray)
6. Trust me (or not)
7. Lollipunk
8. Blood, blood (feat. Wayne Coyne)
9. Stitches
10. Selina (feat. Black Francis)
11. Backwards

PD: Por si alguien aún no termina de creérselo, aquí tenéis la fuente de la noticia. 

23 de diciembre de 2014

El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos | Miedo y asco en la Tierra Media

¡Cuidado, tiene un pincho!
No me lo quería creer. Los breves vistazos que le lancé por encima a un par de críticas sobre la última entrega de la trilogía el Hobbit (y que se ha vendido a bombo y platillo como "la despedida de la Tierra Media") indicaban que la película no estaba a la altura y que, sin lugar a dudas, es la peor entrega de las tres (y de las seis basadas en el universo de J.R.R. Tolkien, aunque eso ya se entiende) pero cuando anoche entré al cine en sesión golfa (party hard de sábado noche, hablando de todo un poco) lo que no esperaba encontrarme son las bochornosas dos horas y cuarto que me tragué. Ahora quiero que os imaginéis lo decepcionado que pude salir cuando en este blog no se habla apenas de cine y me haya decidido a escribir una entrada solo para avisaros a vosotros, queridos lectores, de lo que os podéis encontrar si desoís mis advertencias. Bueno, y para desahogarme un poco.

A partir de aquí puede que aparezca algún spoiler de un libro publicado hace casi ochenta años y de una película que os recomiendo que, si podéis, os la ahorréis. Pero oye, que la gente está muy sensible con esto de los spoilers.

18 de diciembre de 2014

Por amor a la música: Tony Iommi | Dos dedos de frente


Tercera ronda de Por amor a la música dedicada a músicos con alguna discapacidad, siendo la clave esta semana aquellos que hayan sufrido la pérdida (total o parcial) de alguno de sus miembros. La verdad es que me hubiera gustado mucho poder proponer a Rick Allen en mi turno, pero estaba claro que alguien se me iba a adelantar con este tema de las amputaciones y, de hecho, me alegra de que haya sido Josi el encargado de dedicarle una soberbia y cariñosa entrada a la ejemplar historia de superación batería de Def Leppard.

Estoy un poco hasta arriba esta semana así que, a pesar de que no me parecía una opción del todo correcta, he decidido no calentarme la cabeza y hablar hoy de Tony Iommi. Y tampoco voy a hablar mucho porque, qué queréis que os diga, yo creo que estamos todos más que al tanto de la oscura obra discográfica e infernales milagros guitarreros del cerebro de Black Sabbath.

Bueno venga va, por no perder el espíritu, lo que si voy a contar es como Tony Iommi perdió las falanges de los dedos corazón y anular. Todo sucedió cuando Iommi trabajaba en una fábrica de planchas de acero y se produjo un accidente... Punto. La verdad es que no espara nada espectacular. Lo cierto es que Iommi se planteó seriamente dejar de tocar la guitarra pero fue el propio encargado de la fábrica el que le mostró al guitarrista Django Reinhart (que sufría una lesión similar) y le animó a, al menos, intentarlo. Iommi le echó ganas y en ningún momento se planteó la opción fácil, que hubiera sido cambiar la mano dominante de su guitarra, y aunque al principio la cosa fue muy complicada (las fundas hechas con plástico de botella fundido que utilizó como "prótesis" no eran precisamente cómodas) todo salió a pedir de Milhouse boca. Así aquel Tony Iommi de 17 años que ya tenía un labio partido de cuando era niño y cuyo cuerpo había torneado a base karate y boxeo para defenderse de las violentas bandas callejeras de Birmingham, se convirtió en un guitarrista con pinta de duro, dos dedos de menos en las manos y más de dos dedos de frente.

Uno de los guitarristas más influyentes de la historia del rock y un señor de los pies a la cabeza. El resto es tan del dominio público que me parece totalmente estúpido ponerme a decir nada más. En su lugar, he rebuscado un poco y he hecho una pequeña selección de participaciones del señor Iommi fuera de Black Sabbath (y obviamente Heaven & Hell) y sus trabajos en solitario demostrando su enorme talento: los dos singles del proyecto junto a Ian Gillan WhoCares (con Jason Newsted, Nicko McBrain y Jon Lord entre otros), su participación en dos temas de puro doom como son Utopian blaster y Orexis of death (Cathedral y Necromandus respectivamente), la versión que hizo con Dio de la canción I spy en el Legacy de Girlschool y su trabajo como guitarrista junto al ex-Procol Harum Bobby Harrison en su Funkist. Disfruten.






17 de diciembre de 2014

Sangre fresca: Foo Fighters - Sonic highways | Mapa de los sonidos de Grohl

Estamos tan acostumbrados a hablar y escuchar sobre Estados Unidos que muchas veces se nos olvida que, más que un país, es un continente. Nos referimos a ellos como "los americanos" obviando en primera instancia a todos los países latinoamericanos y, en segundo lugar, que nada tienen que ver un texano con un neoyorquino, un ciudadano de Oregon con alguien de Minessota o Florida. Un país fundado, poblado y levantado (aún a día de hoy) por inmigrantes de nacionalidades tan distantes como distintas. Estamos tan habituados (yo al menos, aunque poco a poco voy modificando mis hábitos) a consumir productos audiovisuales procendentes de the home of the brave traducidos y doblados a nuestro idioma que perdemos algo tan importante como un acento, una cadencia, una palabra autóctona... Nos llevamos las manos a la cabeza cuando los gringos confunden el origen de un hispanoablante pero no nos damos cuenta de que la distancia entre Sevilla y Caracas no llega a ser el doble de la que hay entre Maine y California.

En un intento algo precipitado de saciar su megalomanía y compartir con todos sus seguidores algunos de los ingredientes fundamentales que componen su personalidad musical, Dave Grohl despertaba a Foo Fighters del letargo mucho antes de lo previsto (recuerdo que, tras la gira de Wasting light, anunciaron que se iban a tomar un descanso) para embarcarse en un viaje por todo lo alto y ancho de la geografía estadounidense para plasmar en un disco y un documental el sonido de varias de las ciudades más importantes (musicalmente hablando) de su país.

El concepto de Sonic highways suena tan apetecible como arriesgado. Por un lado el disco: ocho canciones cuya base rítimica y melódica están previamente compuestas se graban en ocho estudios distintos, con ocho productores distintos, con invitados especiales en cada canción. Por otro el documental: ocho capítulos con sus correspondientes entrevistas, imágenes de archivo, su buena dosis de investigación y el trabajo de escribir la letra de cada una de estas canciones basándose en las conversaciones mantenidas con las personalidades de cada ciudad. No me negaréis que la tarea se antoja complicada y que el resultado puede ser un éxito internacional o un fracaso absoluto.

14 de diciembre de 2014

Le temàzo XXXIV: Stevie Wonder - I just called to say I love you

Se me ha quedado la espinita clavada esta semana con la ronda de Por amor a la música sobre artistas ciegos. Edgar Winter se merecía esa entrada, pero el señor Stevie Wonder y, sobretodo, esta canción, tenían que aparecer también. Así que aprovecho y actualizo esta sección, que la tenía un poco olvidada.

Corría el año 1984 y el mundo no era el que había imaginado Orwell (aunque nos estemos acercando peligrosamente) y Stevland Hardaway Morris producía para Motown la banda sonora de la comedia romántica The woman in red (que no sé si se llegó a estrenar en nuestro país y que, personalmente, me viene importando poco). El resto del trabajo tampoco lo he escuchado porque lo de hoy no va de eso.

Lo de hoy va de I just called to say I love you, un tema que reventó las listas y se convirtió casi instantáneamente en el más conocido de Stevie Wonder. Personalmente hablando me trae muchos recuerdos. Sabéis que me gusta hacer ejercicios de nostalgia y esta canción me trae recuerdos de hace muchísimos años, de un Vinny pequeñito viendo en la televisión una tras otra las Merrie melodies de la Disney. Y en una de esas ocasiones (lo que no recuerdo es el evento que se conmemoraba, probablemente un especial de Navidad o de San Valentín) que acompañaba un recopilatorio de algunas escenas de estos cortos animados (lo que sí que recuerdo nítidamente es que la imagen de la miniatura aparecía) con la soberbia melodía y el romanticismo a flor de piel de Wonder acompañándolas.

Mi novia dice que no entiende como puede gustarme una canción tan ñoña. Pero qué queréis que os diga... que me derrito.

11 de diciembre de 2014

Por amor a la música: Edgar Winter | Monstruo de blancas patillas


Vamos, vamos, que nos lo quitan de las manos. Segunda ronda en Por amor a la música dedicada a músicos con discapacidad y esta semana le tocaba a Pupilo Dilatado elegir. Muy en su línea el muchacho ha sacado su lado negro (negro de música negra, no es que tenga un lado oscuro ni nada por el estilo) y nos ha hablado de Clarence Carter y su intenso soul de la vieja escuela proponiendo la ceguera como clave.

Él mismo lo ha dicho y yo no voy a ser menos: el tema es bastante fácil. Y el mejor ejemplo es la cantidad de artistas relativamente conocidos que sufren de ceguera en mayor o menor medida. A mí también me picó el gusanillo y me planteé hablar de Stevie Wonder (sobretodo por ese I just called to say I love you que me vuelve loco cada vez que suena) pero me parecía una falta de respeto a algunos de mis compañeros que, estoy seguro, saben mucho más de él. Rebuscando un poco algo más acorde a mi imagen de tío moderno los Black Eyed Peas estuvieron a punto de pasarse por aquí, y es que apl.de.ap (que así se hace llamar el morenito chiquitín) sufre de un extraño trastorno ocular que provoca un movimiento excesivo y descontrolado de las pupilas. Pero en el último momento recordé un nombre que, personalmente, creo que merece un homenaje.

Y ese no es otro que el de Edgar Winter. Muchos probablemente lo conoceréis por ser el hermano del recientemente desaparecido mago del blues rock Johnny Winter, pero lo de Edgar tampoco es moco de pavo.

9 de diciembre de 2014

Heptágono (NOVIEMBRE 2014)

Bienvenidos una vez más al más maravitupendo repaso de las entradas mejores y más chachiguays del mundillo de los blogs. No, es coña, esto sigue siendo Heptágono y aquí un servidor hace lo que puede. Pasen, vean y disfruten. Las devoluciones al fondo a la derecha.

• Vamos a empezar fuerte y con muchas ganas. Aunque ahora las aguas están calmadas, hay que reconocer que nos hemos pegado un par de meses con mucho ruido mediático con el dichoso asunto de la independencia de Cataluña. Creo que ya me pronuncié una vez al respecto, pero me ha parecido mucho más interesante compartir con vosotros la opinión de alguien que lo vive desde dentro y ese no es otro que el grande y único King Piltrafilla, que además de enseñarnos de arte y cine, cuando se pone en modo "hasta los cojones de todo" no tiene rival.

• Ahora me pongo en modo información de servicio y os dejo con el artículo de María González en Xataka sobre la neutralidad en la red, un concepto que puede que a muchos os resulte desconocido pero que afecta a nuestro día a día y que deberíamos defender a toda costa. O no, pero si os queréis pelear conmigo ya es cosa vuestra.

• Continuamos con un par de listas que espero que os gusten tanto como a mí. La primera la firma mi querido Gallego (a secas) y consiste en 8 lugares around the world que parecen diseñados por el equipo creativo de algún estudio de videojuegos. Paisajes sobrecogedores y construcciones de ensueño todas junticas y a un golpe de ratón en Vida Extra.

• En la segunda es Ferraia el que nos invita en Hipersónica a escuchar estas 11 canciones que serían perfectas para amenizar los viajes interplanetarios (también interestelares e intergalácticos, pero eso ya depende del presupuesto de cada uno) o para por lo menos, entre que vamos montando la nave espacial y esas cosas, dejar volar la imaginación entre gigantes rojas, enanas blancas y nebulosas.

• Seguimos con videojuegos y si hay un experto en la materia (pero lo digo con la boca pequeña, que si no al muchacho se le va a subir a la cabeza) es mi hermano (true story) Queen Chopped, que recopiló una serie de bugs más que tronchantes en su Games, grog and rock n' roll con motivo del último y chapucero trabajo técnico de Ubisoft y sus "gabachos sin cara".

• Recuerdo cuando Christina Aguilera sacó hace unos años Back to basics y las radiofórmulas de turno pincharon algunos de sus temas. Y pensé "por fin, algo de música decente entre tanta diva neumática y tanto rapero de llavero. El uso de samplers clásicos de soul, jazz, funk y r&b y la excepcional voz de la señorita Aguilera me hicieron creer que, con un poco de suerte, alguien podría triunfar haciendo pop bailable con un mínimo de calidad. El tiempo me quitó la razón y a la Aguilera unas cuantas neuronas, pero por suerte tenemos al gran Bernardo de Andrés diseccionando este doble disco en Mi tocadiscos dual. Lo tenéis aquí y aquí.

• Termino con otro disco, esta vez uno que ha sido vilipendiado hasta la saciedad a pesar de que a un servidor le propició muy buenos ratos en su momento. Estoy hablando de Chinese democracy, el, en su momento, esperadísimo y, en parte, decepcionante (no tengo miedo de reconocerlo, pese a lo dicho anteriormente) último trabajo de Guns n' Roses. Pero aquí lo impactante es que haya sido el hipoglúcido de mi ex socio Alex Palahniuk en Our gods are dead el autor de tan magna defensa. Y lo más acojonante de todo: que estemos de acuerdo.

3 de diciembre de 2014

Por amor a la música: Chick Webb | Baquetazos para aflojar los huesos


¿Cómo? ¿Otra manga de Por amor a la música? Madre mía, esto es un no parar.

El gran maestro/mentor/capo/cacique/líder espiritual de este juego, el gran Forrest Gump, ha decidido (y muy acertadamente, dado que hoy se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad) que durante las próximas rondas nos dediquemos a investigar y presentar a músicos con alguna discapacidad. Me gusta el tema, para qué os voy a engañar. Creo que es muy interesante conocer historias distintas fuera de las típicas rockstars que solemos admirar por estos lares.

Bueno pues Forrest ha decidido que empezemos hablando de músicos con enanismo y para ello nos ha ilustrado con el genial pianista de jazz Michel Petrucciani. La verdad es que así de primeras me he acordado del desaparecido Joe C. y sus esporádicas colaboraciones con Kid Rock, pero no ha terminado de convencerme la propuesta, básicamente porque el muchacho tampoco es que hiciera mucho más musicalmente hablando. Leon Botha tampoco se ajustaba exactamente a la clave de esta semana (aunque me lo guardo, porque creo que merece la pena que conozcáis a este muchacho) así que al final he decidido que Santa Wikipedia me ilumine y he encontrado a mi protagonista.

William Henry Webb, más conocido como Chick Webb, nació en Baltimore en 1909 y cuando era niño sufrió de tuberculosis espinal (que no tengo ni idea de qué es, pero suena chungo de cojones) y como consecuencia, su columna vertebral quedó seriamente deformada, provocando la corta estatura que lo convierte hoy en mi objeto de análisis además de una leve joroba. Fue su médico el que le animó a tocar la batería, argumentando que eso le ayudaría a relajar los huesos. Bendito matasanos.

1 de diciembre de 2014

Por amor a la música: Dave Grohl | Sin censura y sin complejos


Quemamos el último cartucho de esta manga de Por amor a la música dedicada a músicos virtuosos que han prestado su savoir faire a dos (o más) bandas de estilos relativamente opuestos. El anfitrión de esta ronda es mi tocayo Nortwinds (sí, mi nombre completo es Nortwinds Vinny Gonzo III) y ha decidido ponerle un poco de salsa a la despedida proponiéndonos una pequeña variación en el tema: esta vez tenemos que buscar a un artista que haya tocado distintos intrumentos en distintos grupos. Y para ilustrarnos ha elegido a mi querido y admirado Dave Grohl, dando buena cuenta de Sonic highways, el último trabajo de Foo Fighters (próximamente aparecerá también, espero, por aquí) y su proyecto con Josh Homme y John Paul Jones, Them Crooked Vultures.

Siendo como soy fan absoluto de cualquier cosa que haga el del señor Grohl, me planteé seriamente hablar de otros dos de los proyectos en los que se ha visto involucrado: sus primeros pasos profesionales con Scream y ese mastodóntico proyecto de metal llamado Probot. Pero pensé que, joder, aquí hemos venido a jugar, vamos a echarle un poco de ganas.

El caso es que se me vino a la cabeza Steven Wilson, el de Procupine Tree y pensé, coño, este tío tiene que haber tocado de todo... Mi búsqueda en los proyectos del señor Wilson me llevó a descubrir que, además de sus trabajos en solitario y colaboraciones con prácticamente toda la plana mayor del rock progresivo mundial, había tocado la batería en Japanese Voyeurs, un grupo de rock alternativo con sabor a grunge noventero bastante interesante. El caso es que ahí estaba yo escuchando en bucle ambos trabajos (el debut de los Japanese Voyeurs y el In Absentia de Porcupine Tree cuando me entero de que el Steve Wilson que aporrea los parches en los "mirones japoneses" no es el mismo tío. Y me quedo con dos palmos de narices. Así que, qué demonios, que le den por saco a todo. Dave Grohl se merece esta entrada y cuatrocientas más.

26 de noviembre de 2014

Sangre fresca: Machine Head - Bloodstone & diamonds | Y dura, y dura...

Bueno va, a ver si lo consigo. Tengo tres discos relativamente nuevos que me gustaría reseñar y me he prometido a mí mismo que aparecerán por aquí antes de que acabe el año. Sí, ya sé que esta no es la primera vez que digo algo parecido y luego... agua de borrajas. Pero esta vez sí. De verdad. Palabrita del niño Damian.

Tras la decepción parcial que me ha supuesto el .5: The Gray chapter de Slipknot, mi lado metalero (una de esas múltiples caras que componen el prisma de mi gusto musical) rogaba a todas las divinidades oscuras y maléficas que lo nuevo de Machine Head estuviera a la altura. A ver, que lo último de los de Corey Taylor no es que sea malo, ni mucho menos. Pero la cosa es que se han vuelto un poco extremos en su propuesta, o muy animales o muy melódicos, y se echan mucho de menos esas canciones con gancho que proliferaban en sus mejores trabajos (Iowa y el Vol. 3: The subliminal verses para un servidor). Que los hay, The devil in I es temazo, por ejemplo pero simplemente eso, que la cosa no termina de cuajar.

Después del momento Nolan (críticas dentro de críticas dentro de críticas...) me vuelvo al tema principal. Pues eso, que Machine Head no podían decepcionarme y, desde luego, no lo han hecho. Ni de lejos. El cambio de sello (recuerdo que dejaron Roadrunner para unirse a Nuclear Blast) les ha sentado más que bien (que tampoco es que les hiciera mucha falta pero, oye, se agradece). Y es que hay varios detalles que me han agradado especialmente dentro de este Bloodstone & diamonds.

24 de noviembre de 2014

Heptágono (OCTUBRE 2014)

Creo que hoy establezco un nuevo récord. Sí, aquí estoy, a punto de terminar el mes de noviembre presentando una recopilación de entradas destacadas del mes de octubre. Con dos cojones, sí señor. En fin, que no me extiendo más que ya llego muy tarde y tengo el Heptágono calentito, calentito.

- Siguen las cosas revueltas por estos lares con la dichosa luz verde a la nueva Ley de Propiedad Intelectual. Además del Canon AEDE, hay otros muchos detalles que nos afectan a los usuarios. Como la cosa puede ponerse un poco farragosa según la fuente, yo me quedo con este artículo de María González en Xataka que deja las cosas bastante claras (o al menos, todo lo claras que pueden quedar este tipo de textos, que los redactan de manera ambigua intencionadamente).

- No soy mucho de ir al cine si no es para disfrutar de algo impactante visualmente hablando (como Interstellar hace unos días) pero de vez en cuando hay alguna película que me pica la curiosidad y La isla mínima me produjo una sensación especial desde el primer tráiler. Fuera de una ligera decepción (culpa mía, que conste, que me esperaba un giro de guión que nunca llegó) salí muy contento y por eso, para enfatizar mi recomendación, os dejo con la certera reseña de Pablo Muñoz en Blog de Cine.

- Los cuatro lectores de este blog ya sabrán que la música en castellano (excepto el hip hop, y cada vez menos) no es santo de mi devoción. Siempre hay excepciones, claro está. Una de esas excepciones son los vallisoletanos Arizona Baby. Su folk rock de sabor clásico y personal me enamoró desde el primer segundo y en Secret fires la fórmula se refina y se madura lenta y luminosamente, como es fuego que ilustra la portada. Raúl Covisa hace un repaso tema a tema en Sombras de Gigantes para deleitarnos aún más.

- Otro que ha sacado nuevo material (aunque tampoco es que me sorprenda, dado el ritmo de producción habitual) es Devin Townsend. Su Z2 es un disco en dos partes (continuación de aquel maravilloso Ziltoid the Omniscient) con los títulos de Sky blue y Dark matters. Como soy bastante fan y pocas cosas hace este hombre que no me gusten, soy bastante imparcial, y por eso creo que la más realista crítica de Black Gallego en Hipersónica os resultará mucho más útil.

- Soy de la opinión de que los juegos de terror ya no son lo que eran. Armado con una automática y una ristra de granadas cualquiera se enfrenta a una horda de zombies. ¿Dónde quedaron aquellos pasillos oscuros o aquellos escenarios retorcidos y cubiertos de niebla? Sea como sea, hay maneras de hacerlo mucho peor, y por eso Gallego (el incoloro) nos habla en Vida Extra de algunos videojuegos de miedo que, de malos, solo provocaban ataques al corazón de pura risa.

- Vamos cerrando con una lista de esas que nos tocan la patata a todos los que hemos crecido enganchados a un mando de consola.  R. Márquez de Vida Extra repasa siete sagas de videojuegos que la industria ha dejado de lado (o ha maltratado sin miramientos) y que muchos echamos de menos. Maldita sea Naughty Dog, recuperad a Crash si le tenéis algo de respeto.

- Y terminamos con un poco más de nostalgia. A pesar del nefasto doblaje en castellano que le encasquetaron a Escuela de rock (con un Dani Martín que no es capaz de emular ni la millonésima parte del carisma de Jack Black) siempre le he tenido mucho cariño a esta película. El año pasado se cumplieron diez años del estreno de la película y aquellos jovencísimos muchachos que montaban una banda de rock junto a su "enrollado" profesor volvían a juntarse para celebrarlo. El Hematocrítico, genio y figura de las redes sociales, lo compartía con nosotros (un poco tarde, puede ser) este momentazo en su Vamos a Morir Todos.

18 de noviembre de 2014

Por amor a la música: Michael Amott | Pirocardiografías


Correremos un tupido velo con eso de que tengo la entrada escrita desde la semana pasada. Además que la he revisado y no he cambiado nada. Soy atemporal. O.O

Oye que corta se me está haciendo esta ronda de Por amor a la música. Será verdad eso de que el tiempo pasa más deprisa cuando se disfruta. Sin comerlo ni beberlo llegué a ser el chuleta de un barrio llamado Bel Air ha llegado mi turno de proponer clave.

Como ya sabréis (y si no lo sabéis os lo digo, que para eso estamos entre otras cosas) que la cosa va de músicos fuera de serie capaces de aportar su talento y su instrumento a dos proyectos de espectro musical opuesto. La verdad es que en un principio pensaba que me iba a resultar bastante chungo este tema, pero al final creo que puedo decir que ha sido de las rondas donde menos he tenido que estrujarme la cabeza. Y mucho menos (o más, no lo tengo muy claro) cuando los astros se alinean y los dioses del metal deciden concederme un premio. Bueno, o que mis compañeros de juego son más majos que las pesetas y han pensado "vamos a ponérselo fácil al Vinny". Por eso, elijo la guitarra para esta semana.

El primer nombre que se me vino a la cabeza cunado Forrest propuso este tema para la ronda no fue otro que el de nuestro pelirrojo favorito. No, Cliff Burton que estás en los cielos no. Ginger Baker tampoco. Ni el niño de Farmacia de Guardia. No, estoy hablando de... ¡Michael Amott! (lo siento con todo el dolor de mi corazón Pupi, pero no podía resistirme). Oh sí, oh sí, el hombre capaz de hacer convivir en la misma guitarra el death metal más brutal y el stoner rock más psicodélico ha llegado a la ciudad.

Nacido el verano del 69 en la nada cálida Suecia, Michael aprendió a tocar la guitarra siendo adolescente imitando a los guitarristas de punk hardcore y speed metal que poblaban su colección de discos. Tommy Iomi, Frank Marino, Michael Schenker, Uli John Roth y otro pelirrojo ilustre, Dave Mustaine, figuran como sus influencias reconocidas. Junto con su amigo Johan Liiva forma la banda de grindcore Carnage. El éxito en el circuito underground no pudo con los constantes cambios de formación y para cuando salió a la calle Dark recollections, su primer larga duración, la banda ya estaba disuelta.

Amott entra entonces a formar parte de Carcass, justo a tiempo para participar en los que se consideran los dos mejores trabajos de la agrupación capitaneada por Jeff Walker y Bill Steer: Necroticism - Descanting the insalubrious y Heartwork. Y es este último el que voy a comentar en primer lugar.

Llevaba mucho tiempo queriendo hincarle el diente a Carcass y una vez más el juego me da la excusa perfecta. Y la verdad es que no tengo nada en contra del grindcore, pero Heartwork es, según dicen los que entienden de esto, el disco que sentó las bases del death metal melódico (sí, los mismos tíos que en su momento hicieron lo propio con el grindcore). Y como supongo que alguien habrá intuido, es un estilo que me encanta.

Riffs caucásicos y muy pegadizo, guitarras estridentes, bajos vertiginosos, ritmos mutantes, doble pedal por doquier y voces infernales. No hay ni un sólo tema que no merezca la pena escuchar cuatrocientas veces. Empezando por la oscuridad épica Buried dreams y terminando con la adictiva Rot 'n' roll. Y entre tanto, los lacerantes guitarrazos de Carnal forge, el groove machacón de No love lost y This is your life, las frenéticas Heartwork, Doctrinal expletives y Arbeit macht fleisch, las más clásicas Embodiement y This mortal coil, Blind leading the blind y un Ken Owen poseído en la batería, las guitarras gemelas de Steer y Amott en Death certificate. Y para ponerle la guinda a este sangriento pastel, una portada del desaparecido y añorado H. R. Giger tan mínima y elegante como locuaz. El cénit de una banda que revolucionó la música extrema dos veces. Imprescindible.

Amott dejó a los británicos poco después de publicarse Heartwork y decidió dar rienda suelta a sus inquietudes musicales creando Spiritual Beggars, una banda que, como supongo que casi todos sabréis, es eterna deudora del sonido hard rock setentero y del rock psicodélico de los desiertos americanos.

El batería Ludwig Witt y el teclista Per Wiberg (tiempo después llegaría a Opeth) son los otros dos componentes que no han cambiado desde aquel debut homónimo. El bajo estuvo primero en manos de Christian "Spice" Sjöstrand, brevemente en las de Roger Nilsson y finalmente Sharlee D'Angelo (ambos en Arch Enemy con Amott también) y tres han sido también las gargantas de Spiritual Beggars: el propio Spice primero, Janne "JB" Christoffersson después y el actual vocalista, Apollo Papathanasio.

Imaginaréis que después de haber hablado de Carcass y dado que lo único que me queda por repasar de la carrera de Amott es su trabajo al frente de Arch Enemy, está bastante claro que mi segundo aporte será un disco de Spiritual Beggars. De Arch Enemy poco que decir que no se sepa ya: Amott se junta con su hermano Christopher y (de nuevo) con Liiva, crean el grupo, Liiva se va, aparece en escena Angela Gossow y se come con patatas al resto de la banda de cara a la galería (pero de buenas, que la mujer es bien maja y se quieren todos mucho), sacan discos como churros, Gossow decide retirarse para formar una familia pero sigue encargándose del management de la banda y fichan a la canadiense Alissa White-Glutz (The Agonist), que tiene el pelo azul pero está más buena que el pan y cuyas cuerdas vocales no tienen nada que envidiar a las de Gossow. Así a grandes rasgos yo creo que ya está, ¿no? La verdad es que nunca han sido santo de mi devoción (lo sé, no tiene mucho sentido gustándome como me gustan tanto In Flames y Soilwork, pero yo que sé) y la mayoría de los temas que me gustan tienen un denominador común que no es otro que los onanistas solos de guitarra de Amott.

Pues eso, que terminamos con Spiritual Beggars, y es que Amott ha aprovechado bien los pocos huecos de agenda que le dejaba Arch Enemy para seguir publicando stoner metal de alta calidad. Como no quería repetirme mucho y Pupi (una vez más, espero me perdones, jaja) ya hizo una reseña del magnífico Ad astra en aquella lejana ronda de países (¡ese fue mi primerito día!) pues yo me he decantado por On fire. ¿Por qué? Pues por nada en particular, básicamente porque me gustan casi todos sus discos (sin ser yo un entendido ni nada de eso) y había que elegir uno. Pues este mismo.

Christofferson acababa de coger el micrófono. Spice era más sucio y su voz tenía cierto encanto independiente, pero aquí el tocayo del whisky tiene una potencia pulmonar que quita el hipo. Ludwing Witt sabe adaptarse a cualquier situación sin despeinar su rizada cabellera, el bajo de Nilsson (esta sería su única grabación con Spiritual Beggars) aporta músculo a la fórmula y la guitarra de Amott son truenos y relámpagos en esta tormenta de arena. Pero para mí, el verdadero artífice de esa atmósfera lisérgica no es otro que Wiberg, que sabe disfrazar su teclado de hammond y hacer mil y un virguerías más.

Un arranque combativo como el de Street fighting saviours augura un trabajo en el que los respiros van a ser mínimos y no estamos nada desencaminados. La sofocante Young man, old soul da paso a una tremendísima Killing time, con un riff made in Amott reconocible hasta con los tímpanos rotos. Fool's gold suena a AOR vestido de cuero negro y los mismísimos Rainbow de Blackmore y Dio se apoderan de la banda en la sobresaliente Black feathers. Beneath de skin es más agresiva y tras el alucinógeno interludio Feje mermaid llega la caótica y explosiva Dance of the dragon king. Tall tales nos muestra el lado más canalla y hard rockero de Spiritual Beggars con otro tema que se graba a fuego en tu cabeza y son las más relajadas The lunatic fringe y Look back, las dos que cierran On fire, las encargadas de dar carta blanca a la experimentación y al virtuosismo, de manera lúgubre y casi épica en la primera y con cierto regusto a nostalgia en la segunda.


Dicen por ahí que los pelirrojos son el precio que debemos pagar los hombres si queremos pelirrojas. Ni puta idea de nada tiene la peña. NI PUTA IDEA.

15 de noviembre de 2014

Por amor a la música: Ken Hensley | Demonios, magos, góticos, cabalistas


Ojo la que he estado a punto de liar. Resulta que todo envalentonado me había preparado la entrada para dar comienzo a la nueva ronda cuando me doy cuenta de que, como en el fondo soy un sinvergüenza sin escrúpulos, me había saltado al pobre Bernardo. Por suerte mi poco amor por madrugar me ha salvado de un ridículo espantoso (bueno, tampoco es para tanto, pero no sé, me hubiera sentido mal).

Como si de una venganza kármica se tratase nuestro anfitrión de esta semana en Por amor a la música ha decidido que busquemos organistas de aúpa que hayan participado en dos proyectos antagónicos. Tras unos minutos de ojiplática expresión frente al ordenador pensando que vaya un pedazo de cabrón fiera está hecho el amigo Bernardo, me he leído su didáctico (como siempre) post sobre Peter Bardens y sus correrías con Camel, The Answer y Van Morrison, y luego me he vuelto medio loco tratando de encontrar alguien que encajara en los requisitos (pues además se nos ha instado a buscar gente que haya tocado principalmente el órgano para poder utilizar a los pianistas para otra ronda).

Money Mark parecía una buena opción, pero sus aportaciones son más ornamentales que como miembro habitual. Mike Finnigan tampoco era descabellado pero no terminaba de convencerme... Al final, he decidido tirarme por algo un poco más obvio pero más cogido por los pelos, simplemente porque ya es la segunda entrada de Por amor a la música que escribo esta semana y me siento un poco agotado. Así que sin más preámbulos, os anuncio que Ken Hensley es mi elección.

Su primer instrumento fue la guitarra, que empezó a toquetear con 12 años. Con 17 estuvo a punto de telonear a Ben E. King con The Jimmy Brown Sound, pero al final la cosa no salió. Dos años despuées, en 1965, forma The Gods junto a un jovencísimo Mick Taylor. Como Taylor se defendía, y muy bien además, con la guitarra, Hensley decidió aportar su voz y tocar el Hammond. Greg Lake y Paul Newton también pasarían por dicha banda. Dos largos y varios singles surgieron como resultado de su fichaje por Columbia.

En las navidades de 1969 Newton, que había dejado The Gods para unirse a Spice, le pidió a Hensley incorporarse a la banda pues necesitaban un teclista. En menos de un mes Spice ya eran Uriah Heep y Hensley había encontrado la incubadora perfecta para que sus pequeñas creaciones musicales y líricas crecieran sanas y libres.

Mi amor por Uriah Heep deriva de mi amor por el power metal y del amor que muchas de esas bandas profesan por los ingleses. Reconozco no obstante que lo que conozco de ellos no va muchos más allá de sus grandes éxitos y que por eso Demons and wizards, que contiene las archiconocidas The wizard y Easy livin' es mi elección para ilustrar la etapa de Hensley con la banda londinense.

De todas formas, y a pesar de que el desarrollo de The wizard (canción de la que ya hablé con motivo del día del orgullo friki) me sigue pareciendo absolutamente soberbio y que el Hammond de Hensley en Easy livin' es una auténtica locura, el resto de los temas no son moco de pavo en absoluto.

La potencia funk de Traveller in time, la más rockera y luminosa Poet's justice, la espiritual Circle of hands, con ese pedazo de guitarra de Mick Box, la densa Rainbow demon, con otro Box antológico y otra línea de Hammond para enmarcar, la vitalidad de All my life y para terminar, esa delicia acústica que es Paradise y que continúa con The spell y sus siete minutos y medio de épica setentera donde todos y cada uno de los miembros tienen algún que otro momento para demostrar sus habilidades. Las voz David Byron y la batería de Lee Klerslake se adaptan a la perfección a cualquiera de las piruetas compositivas maquinadas por Hensley y, en resumen, Demons and wizards es un perfecto ejemplo (probablemente el mejor) de la magia de Uriah Heep.


Las idas y venidas y nombres remarcables que en algún momento de la década de los setenta (y posteriormente) pasaron por Uriah Heep es casi interminable, así que me voy a centrar en lo importante. En 1980 Hensley dejaba la banda por roces con el resto de integrantes en relación al nuevo vocalista, John Sloman, cuya manera de cantar las canciones no terminaba de convencer a Hensley.

Shotgun, su nueva banda, no terminó de despegar y tras mudarse a Estados Unidos entra a formar parte de los rockeros sureños Blackfoot, en los que militó durante tres años. Después daría comienzo una etapa que dura hasta día de hoy en la que Hensley ha compaginado su carrera en solitario rodeado de diversos combos y colaboraciones puntuales con artistas de diversa índole entre los que destacan W.A.S.P, Cinderella, Ayreon, Therion y los búlgaros B.T.R.

Para mi segundo aporte me voy a quedar con el Gothic kabbalah de Therion, una de las bandas más interesantes dentro del panorama del metal sinfónico (que por norma general no soporto). A pesar de que comenzaron como una banda de death metal melódico el paso de los años les ha hecho avanzar lento pero seguro hacia un metal sinfónico oscuro, exótico y muy elaborado. Ken Hensley colaboró en este decimotercer trabajo de estudio de los suecos únicamente en un tema, Trul, en el que aporta un sólo de Hammond bastante discreto pero más que efectivo.


Si os apetece echarle una oreja al resto del trabajo, os diré que lo que os encontraréis en Gothic kabbalah es algo muy similar a lo que proponen Orphaned Land, pero sustityendo el folk de oriente medio por una teatralidad operística bastante resultona.

Como he dicho antes, ya tengo lista mi entrada de esta semana que viene, así que he pensado que, para que vayáis con un poco más de tranquilidad, la voy a publicar el martes en lugar del miércoles, y así os doy un día más para pensar.

6 de noviembre de 2014

Por amor a la música: Josh Freese | Grados de separación


¿Habéis oído hablar alguna vez de "la teoría de los grados de separación con Kevin Bacon"? ¿No? Bueno, breve aproximación: se trata de un postulado que establece una media de cinco grados de relación directa entre todos y cada uno de los habitantes del mundo. Vamos, que yo conozco a alguien, que conoce a alguien, que conoce a alguien, que conoce a alguien, que conoce a alguien, que conoce a Kevin Bacon. O algo así.

Hace unos meses un amigo me discutía la validez de esto, a lo que yo le contesté que a día de hoy es bastante más sencillo de lo que parece. Siempre hay gente tremendamente trabajadora y/o sociable. Como Santiago Segura, por ejemplo,a raíz del cual se ha acortado tremendamente los grados de separación entre la mitad de este país y algo tan lejano como podría parecernos una estrella de Hollywood.

¿Y a qué cojones viene todo esto? os estaréis preguntando. Pues viene a que estamos en una nueva ronda de Por amor a la música (recordamos, músicos talentosos que hayan militado en dos bandas de estilos lo más opuestos posibles) y a que esta semana le tocaba a Josi elegir instrumento y se ha quedado con los baterías, en concreto con Álex González (EL ANIMAL, ahhhhhrg) y dos proyecto más que antagonicos: los repetitivos Maná y los más que interesantes De La Tierra (con Andreas Kisser, casi nada). Y viene también a que yo me he decidido por el gigantesco Josh Freese para ejercer de protagonista en mi entrada y a que él es una de las razones por las que Chloe Bennet y servidor estamos bastante más cerca de lo que a ella le gustaría. Ah ¿que no os lo creéis? Esperad un poco, esperad un poco.

Cotizado músico de sesión y culo inquieto, Freese ha prestado o involucrado su talento en tantos y tantos proyectos que la cifra de trabajos que llevan su firma de alguna otra manera supera los cuatrocientos y otros tantos han sido los escenarios que lo han visto desplegar su profesionalidad en la batería. The Vandals, Devo, A Perfect Circle, Nine Inch Nails, Guns N' Roses, Paramore, Weezer, The Replacements, Suicidial Tendencies, Mike Ness, New Radicals, Chris Cornell, Rob Zombie, Puddle of Mudd, 3 Doors Down, Goo Goo Dolls, Dr. Dre, Green Day, Lenny Kravitz, The Offspring, Evanescence, Good Charlotte, Queens of the Stone Age, Static-X (precisamente en el Shadow zone del otro día), Lostprophets, Hollywood Undead... Avril Lavigne, Selena Gómez, Katy Perry y ¡Michael Bublé! son sólo algunos de los nombres más impactantes de la casi interminable lista.

Josh comenzó a tocar la batería con tan sólo 8 añitos y con 12 emprendió su primer trabajo profesional tocando grandes éxitos de la radio en una terraza de Tomorrowland (Diseneylandia), y es que su padre era el director de casting de todas las bandas que trabajaban en el parque temático. En el año 1988 dio por finalizada su etapa de aprendizaje y comenzó una carrera tan longeva como variada. Su primer paso fue grabar un EP en solitario en el que él mismo se encargó de todos los instrumentos y poco después, en 1989 entraba a formar parte de The Vandals, la banda de Joe Escalante. La llegada de Freese (y la del guitarrista Warren Fitzgerald) coincidió con el revivir del punk en norteamérica con el comienzo de la última década del siglo XX y Fear of a punk planet tenía todos los ingredientes para gustar a los neófitos.

Este disco de The Vandals es mi primera aportación en la que Josh Freese presenta su lado más cafre, gamberro y desinhibido, o lo que es lo mismo, su lado más joven. Un pipiolo de 17 años que ya no es simplemente que apuntara maneras, sino que era más que patente que las habilidades de este muchacho con las baquetas no eran cosa de la casualidad, sino de una mezcla entre una genética predispuesta y mucho trabajo duro.

Fear of a punk planet es una colección de punk en todas y cada una de sus variantes. Los albores del skate punk (y un poqutio de proto pop punk) se juntan con el punk rock más frenético y una buena dosis de hardcore e incluso algún que otro toque de hard rock y funk. Una más que pegadiza The rodge, las guitarras de Hey Holmes! (Deezil Zappa colabora a la guitarra), una cachondísima versión del Summer lovin' de Grease (con otra Zappa, Moon, haciendo de Olivia Newton-John), la agresiva Small wonder, el himno punk Anti o esa otra brutal versión de Kokomo (de los Beach Boys) son sólo algunos ejemplos de lo que nos puede ofrecer este disco. Buenos guitarrazos, letras divertidas y Josh Freese desatado.

Pero la verdadera razón por la que he elegido a Josh Freese es porque la otra banda (además de The Vandals, de los que desde que entró sólo ha faltado a una cita en el estudio) en la que más tiempo ha pasada y de la que es directamente responsable es ni más ni menos que... A Perfect Circle.

Me gusta Tool (¿a quién no?) pero reconozco que siempre se me ha hecho cuesta arriba ponerme a bucear en sus trabajos con el cuidado y la atención que necesitan. Por eso me quedo con su versión más ligera (Puscifer me resultan algo excesivos en su originalidad). Porque mientras que en Tool son cuatro mentes privilegiadas trabajando codo con codo, A Perfect Circle es más James Maynard Keenan apoyando en su colega Billy Howerdel y flanqueado por una formación de quitar el hipo.

En concreto en mi segundo aporte, Thirteenth step, además de Keenan, Howerdel y Freese, hace acto de presencia Jeordie White (Twiggy Ramírez para los "no amigos"). El motivo de haber escogido este trabajo frente a otros tiene un nombre y no es otro que The outsider, una canción que podría escuchar una y otra vez durante lustros sin cansarme. La verdad es que además de esa y de la delicada a la par que inquietante versión de The nurse who loved me (de Failure) no me atrevo a resaltar ninguna por encima de otra. Se trata de un trabajo emocional, compacto y casi exquisito. Melodías distorsionadas que acarician, metáforas recitadas con la plástica voz de Keenan y una sección rítmica tan elástica como contundente. Una maldita maravilla con la que no puedo ser parcial (bueno, en realidad con ninguno de sus discos) y que recomiendo encarecidamente a los que aún no conozcáis a uno de los iconos del rock moderno.

 

Ah, antes de irme. Creo que Forrest tiene razón y si tardamos mucho en publicar la cosa se dispersa demasiado. Lo que no significa que sea obligatorio hacerlo los jueves si no podemos claro, pero es cierto que mejor que hagamos una entrada algo menos exhausta y no perdamos el ritmo. En cuanto a los comentarios, que sepáis que yo comento siempre tarde porque tengo reservada la noche del domingo para ese menester.

¡Hasta la semana que viene!

2 de noviembre de 2014

Le temàzo XXXIII: Static-X - The only

Me enteraba esta tarde y casi de casualidad de que ayer moría a los 48 años y por causas aún desconocidas (se especula con la sobredosis, y no me sorprendería nada) Wayne Static, líder de Static-X. No soy aficionado a los panegíricos post-mortem y mucho menos cuando la admiración por un artista es más "políticamente correcta" que verdaderamente sentida. Por eso la semana pasada no me hice eco del adiós de Jack Bruce. Pero tras leer la noticia he sentido como algo se me rompía dentro. Y es que mi relación con Static-X, sin haber sido duradera y ni siquiera intensa, era especial.

Corría el año 2003 y Electronic Arts reinventaba su saga Need for Speed sumergiéndola de lleno en el, por aquel entonces, emergente mundo del tunning y las carreras callejeras, ayudado en parte por el éxito dos años antes de la película The fast and the furious (A todo gas en España, tócate los huevos) y ese mismo año su segunda parte. Recuerdo pasar tardes enteras poniéndole a los coches los vinilos más horteras, las llantas más grandes y los equipos de sonido más aparatosos. Y también aderezar aquellas hormonadas sesiones de óxido nitroso con una banda sonora tan ecléctica como irregular. The only había salido en Shadow zone sólo un mes antes de que se publicara el juego y se convirtió casi automáticamente en nuestra favorita y recuerdo haberme pegado escuchas en bucle de horas y horas.

Éramos jóvenes y The only era un pepinazo. Nu metal con toques industriales, una estrofa agresiva, un estribillo pegadizo, un puente demoledor... Era imposible resistirse. Intenté seguirles la pista después pero nunca nada de lo que hicieron consiguió engancharme tanto como esta canción. De hecho, siempre los he considerado una banda tirando a mediocre.

Pero eso no quita que hoy y desde este humilde blog, quiera rendir homenaje a un hombre que, como otros muchos, incitaron con su música a un imberbe servidor a indagar sin juzgar y a descubrir que saltar, gritar y darse de cabezazos como un loco contra el colchón de la cama mientras suena metal a toda castaña puede ser tanto o más divertido como cualquier otra cosa.

31 de octubre de 2014

Por amor a la música: Frank Turner | La delgada línea entre el punk hardcore y el folk rock


Bueno, parece que mi ritmo de vida vuelve a estabilizarse. Aunque ya veréis, digo esto ahora y la semana que viene volverá a ser un caos. Así que aprovecho hoy antes de un fin de semana muy movidito (pausa para publicidad, si estáis en Zaragoza este sábado por la noche que sepáis que toco con mi grupo en la sala Creedence, guiño, guiño) para participar en una nueva ronda de Por amor a la música.

Pupilo ejerce de "capo" esta semana y me ha sorprendido bastante que se haya decantado por la figura del vocalista. No sé, yo me habría tirado a lo fácil. Pero oye, hay que reconocer que a mí se me pasa el inigualable Mike Patton por delante y también lo engancho por banda. Mr. Bungle y Fantômas han sido su elección para honrarle y ahora es nuestro turno de elegir a una voz talentosa que haya participado en dos discos antagónicos. Yo me he decantado por una opción que tenía como comodín por aquello de que no estoy para pensar mucho.

Frank Turner nació en Meonstoke (Hampshire) un día de los santos inocentes de 1981. Nieto de un obispo y un antiguo presidente de BHS (una cadena de superficies de venta de muebles), Frank acudió al prestigioso Eton College junto a otros ilustres alumnos como el príncipe William y después estudiaría historia en la London School of Economics. De manera que la pregunta es ¿cómo demonios llegó este muchacho a cantar post-hardcore en Million Dead?

27 de octubre de 2014

Por amor a la música: Flea | Eisenhower y los pimientos picantes


¡Hola a todos! ¿Os acordáis de mí? Sí, yo era ese tío que participaba en Por amor a la música y publicaba el día que tocaba... No, en serio, empiezo a sentirme una persona horrible.

Comenzamos nueva ronda y esta vez el maestro Forrest se ha portado como un auténtico cabrón un campeón doblando la apuesta y echando el resto al subir la dificultad del juego unos trescientos grados en la escala Richter. A ver, buscamos músicos con un talento desbordante en su instrumento y que hayan participado en dos combos de estilos radicalmente diferentes. Ahí es nada. Buf. Empezábamos el martes con bajistas de la mano de Nicholas Beggs y su trabajo junto a Kajagogoo y Steven Wilson. Pensé que me iba a costar horrores encontrar alguno pero la cosa no ha sido para tanto. Aunque temblando estoy para las siguientes semanas.

Sabéis, hay veces que pienso que la gente no tiene ni puñetera idea de lo que es un bajo. Quiero decir, cuando digo que toco en un grupo y digo que soy el bajista, algunas personas tratan en vano de disimular que hasta ese momento desconocían la existencia de dicho instrumento. Entonces les dices que es como una guitarra, pero con menos cuerdas, que suena mucho más grave... Se quedan igual y a ti te entra la mala leche. Así que con el paso del tiempo he creado una categorización para la gente (no melómana, por supuesto) con respecto a sus conocimientos musicales basados en el bajo: los que no saben qué coño es, los que lo saben pero no te sabrían nombrar un sólo bajista conocido, y los que te nombran a Flea.

21 de octubre de 2014

Por amor a la música: Four Year Strong - Rise or die trying

Tarde, muy tarde y casi sobre la bocina, aquí estoy para saldar mi deuda con Por amor a la música. Me ha pasado como al compañero Josi, y es que a pesar de que tenía decidido casi desde el primer momento de qué disco quería hablar, entre pitos y flautas no me he podido sentar tranquilamente desde el miércoles pasado. Me planteé incluso desertar esta semana, pero no podía hacerle este feo a mi tocayo Nortwinds, y mucho menos cuando ha elegido como clave de esta ronda el tiburón (se la llevó, se la llevó...) y como aperitivo nos deja el Rock de pueblo de los jerezanos Tiburón.

Así que eso, escualos. Se me vinieron a la cabeza varios trabajos. El grandes éxitos de Faith No More... No, no quiero un recopilatorio. El primer largo de Bring Me the Horizon... Buf, igual me estalla la cabeza. Hasta que saqueando mi biblioteca musical me topé de golpe con este Rise or die trying que hacía bastante tiempo que no escuchaba. Y no sólo tiene más de un tiburón en la portada si no que además... ¡Son tiburones robóticos! Y además hay un calamar gigante, y un mago, y un chimpancé ayudante. No me digáis que no es tremenda.

19 de octubre de 2014

Heptágono (SEPTIEMBRE 2014)

Joer, me llego a descuidar un par de semanas más y nos plantamos en noviembre. Y yo aquí, sin haber hecho mi repaso a septiembre. Si es que soy lo peor. Odiadme. Insultadme. Pero con cariño, que sabéis que lo hago sin maldad. Sin más dilación y antes de que se me vuelva a olvidar, bienvenidos al Heptágono correspondiente al mes más odiado por todos (probablemente junto con enero).

• Hace más de dos años escribí un breve post sobre mi amor a Hora de Aventuras. Mucho ha llovido desde entonces y la serie ha seguido avanzando incorporando cada vez elementos más adultos pero manteniendo su carácter tan imprevisible como irresistible. Toca pues volver a recomendarla, pero esta vez dejaré que sea probertoj desde Xataka el que lo haga (lista de capítulos fundamentales incluída).

• Seguimos en Xataka y seguimos con "cosas de niños". Si nunca habéis dejado volar vuestra imaginación con un buen puñado de piezas de Lego que sepáis que, tengáis la edad que tengáis, aún estáis a tiempo. Los ladrillos de colores son uno de los negocios más rentables del mundo a día de hoy pero... ¿sabíais que en 2003 la empresa estuvo a punto de desaparecer? María González repasa la historia de la compañía danesa.

• Antes de cambiar de tercio, una última recomendación de Xataka. ¿Por qué nos gusta mucho más la música de nuestra adolescencia que la que conocemos de viejos? Esto es algo que, lo sé por experiencia propia, no le sucede a la mayoría de los lectores de este blog. Pero parece ser una tácita verdad que todos tenemos aceptada. ¿Las razones? Experiencias. Psicología. Química. Podéis saber más leyendo el más que recomendable el artículo de Andrés P. Mohorte.

• Vamos a reírnos un rato. Queramos reconocerlo o no, todos sentimos envidia de esas estrellas de cine con sus millones, sus parejas photoshopeadas, sus enormes casas, sus "interminables" jornadas de trabajo, sus premios y reconocimientos, el amor de sus fans... Por eso, queramos reconocerlo o no, todos sentimos un amargo pero inmenso placer cuando vemos a algunos de ellos hacer el ridículo cuando no eran tan "estrellas".  Mikel Zorrilla de Blog de Cine nos recopila unos cuantos.

• Otra de recopilaciones, otra de Blog de Cine y otra del genial Mikel Zorrilla. ¿No os ha pasado nunca que al terminar de ver una película pensáis "muy bien todo, pero el final..."? Por suerte, en muchos casos los propios directores de los largometrajes se plantearon desenlaces diferentes a los que se hicieron públicos. Puede que ya hubierais visto alguno, pero recomiendo encarecidamente echarle un vistazo a estos once (especialmente al último de El efecto mariposa, ojiplático me quedé).

• No creo que haga falta decirlo, pero los videojuegos avanzan a pasos agigantados y en su corta vida han alcanzado (y superado) al resto de sus competidores culturales. Y no me refiero únicamente a términos económicos. Me refiero al concepto de arte en el más amplio de los sentidos. Porque los videojuegos ya no son sólo un elemento de ocio y poco a poco se crean cada vez más propuestas que buscan ese "algo más" que el cine, la música... el arte en general ha cultivado. En este caso, Gallego nos habla en Vida Extra de los videojuegos y la responsabilidad social.

• Terminamos con algo menos serio (o no... que con estas cosas no se juega). El amigo Aldo, del blog Algo mas que rock and roll (al que se echa mucho de menos a este lado del charco para nuestro Por amor a la música) me hacía reír (y mucho) con dos entradas con distintas contestaciones y su correspondiente análisis del interlocutor ante la pregunta "¿qué música te gusta?". Lectura obligatoria, sobretodo porque a ver si así se anima y nos regala más entregas. Aquí y aquí las dos primeras.

PD: Hablando de Por amor a la música, que no se preocupen mis compañeros que ya sé que aún no he publicado en esta última ronda. Pero o ponía esto ya o me daban las uvas. Antes de la siguiente estará, no os preocupéis.

8 de octubre de 2014

Por amor a la música: Avenged Sevenfold - City of evil

Bueno, bueno, bueno... Pues aquí estamos en Por amor a la música. Me toca a mí ejercer esta semana de anfitrión y elegir, como ya sabréis, un animal que presida diferentes portadas musicales. La verdad es que despues de los simios, los reptiles, lo úrsidos y las aves paradisíacas se me empezaban a acabar las opciones (al menos aquellas que no supongan un dolor de cabeza monumental para el resto de jugadores). Así que he decidido ser bueno y vamos a hacer de el caballo nuestra clave para esta semana.

Me vale cualquier tipo de equino, ya sean purasangres o pequeños ponys percherones. Me valen incluso animales mitológicos equinos, ya sean unicornios, pegasos, el mismísimo Sleipnir... Hipogrifos no gracias, hay que dejarlos crecer. Y tampoco me valen caballitos de mar, que son bien majos pero no son vertebrados.

Qué fácil, estaréis pensando. Esperad que aún no he terminado... Me vale cualquier portada con un animal que tenga cuatro patas, pezuñas, crines y relinche PERO (qué cabrón soy, como os hago sufrir) no puede aparecer la palabra caballo (en cualquier idioma) ni en el nombre del disco ni en el nombre de la banda/solista autora del trabajo (lo siento por los seguidores de Neil Young). ¿Todo claro? Pues venga ¡arre!

Estuve tentado de elegir otro disco con esta temática, pero pertenece a un grupo del que he hablado mucho últimamente (ya creíais que lo iba a decir...) y al final he pensado que nunca he hablado así en plan serio de Avenged Sevenfold y qué mejor que hacerlo con el disco con el que los descubrí.

3 de octubre de 2014

Por amor a la música: Rx Bandits - Mandala

No os podéis imaginar las ganas que tenía de poder disponer de una excusa válida para hablaros de RX Bandits. Desde que los descubrí hace ya unos cuantos años han sido fijos en mis oídos pero, oye, por una cosa o por otra nunca me daba por escribir sobre ellos aquí. Hoy el destino juega a su favor.

Vamos por partes, que os veo un poco perdidos. Seguimos con la ronda de Por amor a la música dedicada a la fauna. Esta semana era Bernardo de Andrés el intrépido explorador encargado de mostrarnos las maravillas que la madre naturaleza, en su sabio e inexorable camino a través de la evolución, ha creado con el paso de los años. El paisaje pintado por Bernardo es el de la densa, húmeda y sofocante jungla y el animalito en cuestión, esos pájaros tropicales de vivos colores y formas desafiantes. Y para ello no podía haber elegido mejor banda sonora que la del brasileiro Manfredo Fest y su Manifestations.

Como decía, RX Bandits llevan mucho tiempo acompañándome. Si recordáis el otro día os hablaba de un disco llamado Rock against Bush, un recopilatorio obra de Fat Mike (NOFX) en el que multitud de bandas de todo el mundo proporcionaban algún tema para proferirle un sonoro fuck you al bueno de Jorgito Arbusto (inspirándose en una campaña similar sufrida por el señor Reagan en los 80). La animadversión hacia el tejano era tal que se tuvo que dividir en dos partes. El caso es que entre tanto punk rock incendiario y tanta letra reivindicativa me encontré con esto y caí perdidamente enamorado:


25 de septiembre de 2014

Por amor a la música: Fall Out Boy - Folie à deux

¿Qué? ¿Ya? ¿Otra ronda de Por amor a la música? Bueno, por suerte esta semana no tengo imprevistos. Josi ejerce de anfitrión en esta ocasión y el animal elegido como clave de portada es el oso. Así que la cosa va de osos. Nuestro querido rock biker nos hablaba de los psicodélicos The Vintage Caravan y su trabajo Voyage (preciosa portada, por cierto). Yo voy a tirarme por unos derroteros menos clásicos. No he tardado mucho en decidirme por mi aportación a esto de las portadas de osos. Kanye West me parece demasiado denso para una reseña breve, así que han sido Fall Out Boy los que nos acompañarán.

El trastorno psicótico compartido o folie à deux (literalmente "locura compartida por dos") es un raro síndrome psiquiátrico en el que un síntoma de psicosis (particularmente una creencia paranoica o delirante) es transmitida de un individuo a otro.

Si bien considero Infinity on high (el predecesor de este Folie à deux) la cima artística de los de Chicago, no miento si os digo que este trabajo se encuentra tan sólo un par de micras por debajo y ambos comparten una serie de características que los convierten en una dupla más que interesante para todos y especialmente para aquellos que no tengáis miedo a un poquito de... ¿hard pop? Venga va, sí, me quedo con este término.