10 de febrero de 2013

Sangre fresca: Coheed and Cambria - The afterman: Descension

Cinco meses después, los chicos de Coheed and Cambria sacan la segunda parte de su The afterman. Ahora viene cuando yo me pregunto ¿por qué dividir un disco, que perfectamente podría haber aparecido como doble, en dos partes? Pues creo que está bastante claro que el dinero. No me gusta pensar mal de las bandas (y mucho menos de las que me gustan) pero está claro que es mucho más rentable repartir los costes de producción en dos entregas que en una única. Y tampoco creo que sea cosa de la discográfica cuando (aunque dependen de una subsidiaria para la distribución, que aquí el organigrama siempre acaba en el mismo) les haya obligado.

Dejando a un lado cuestiones que, como consumidor (si que es cierto que no tan consumidor como me gustaría) me enervan, he de reconocer que estoy contento con Descension, el cierre de la bilogía The afterman, o lo que es lo mismo, las aventuras y desventuras de Sirous Amory en su afán por descubrir los secretos del entramado energético que mantiene unidos los setenta y dos planetas del sistema Heaven's Fence y que resulta no ser otra cosa que el torrente dónde acuden las almas de sus habitantes. Morbosamente bello.

En líneas generales, el álbum resulta mucho más disfrutable que su antecesor. Si bien en The afterman: Ascension, algunos de los temas más en un principio más cañeros perdían gas con intrincadas estructuras o ramalazos del Claudio Rodríguez más pop y el resto del disco era una sucesión de temas que se movían entre lo delicado y lo experimental, aquí predominan los Coheed and Cambria más pegadizos e impactantes.

Desde luego la diferencia no es abismal. Aquí también encontramos temas pop (Iron fist, Away we go y 2's my favourite 1) dónde la guitarra y los teclados ponen la verdadera nota de color con espotáneos fogonazos y otros algo más experimentales (Number city), trallazos de primera que te dejan sin aliento (The key entity extraction IV: Sentry the Defiant), potentes baladas cargadas de emotividad (Dark side of me), y, a pesar de que me quejé amargamente (bueno, quizás no) con el cambio en la producción, ciertos retazos del sonido épico, saturado y galáctico de genial Year of the black rainbow (The hard shell o Gravity's union). Bueno, y por supuesto, esa suerte de interludios tan de ciencia ficción donde la voz de la computadora The All Mother nos habla sobre un piano acurrucado entre algodones. Como he dicho, más o menos las líneas generales que presentaba Ascension, pero, por alguna extraña razón, mejor explotadas.

Puede que el que sea un fanático de los neoyorquinos influya en algo, pero creo que aún no me han decepcionado. Todas las dudas que podía tener con el regreso de Josh Eppard a las baquetas o de lo difícil que lo tenía Zach Cooper como sustituto de Michael Todd quedaron un poco en el aire con su anterior trabajo, pero con The afterman: Descension, las han vaporizado de golpe y porrazo.

Hacedme caso y no perdáis la oportunidad de viajar más allá de las estrellas con Coheed and Cambria.

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